lunes, enero 25, 2016

Mas de cien postales, mas de cien mentiras. Fotografia 25 de 366

Lo bueno de los años es que curan heridas,
lo malo de los besos es que crean adición.

Mas de cien postales, mas de cien mentiras. Fotografia 24 de 366

Aunque la noche delire como un pájaro en llamas,
aunque no dé a la gloria la Puerta de Alcalá,
aunque la maja desnuda cobre quince y la cama,
aunque la maja vestida no se deje besar

Mas de cien postales, mas de cien mentiras. Fotografia 23 de 366

También en el infierno llueve sobre mojado,
lo sé porque he pasado más de una noche allí.

Mas de cien postales, mas de cien mentiras. Fotografia 22 de 366

Tenemos el sexo y el rock y la droga,
Los pies en el barrio, y el grito en el cielo,

Porfirio Diaz el heroe olvidado capitulo XVI

SITIO DE PUEBLA
MANZANA SANCHEZ ROMAN,
SANTA INES
DEL 19 AL 25 DE ABRIL DE 1863.

En la tarde del 19 de abril el General Díaz se hallaba de visita en la manzana que mandaba el Coronel Sánchez Román, contigua a su línea, fué aquella atacada vigorosamente procediéndo al asalto un cañoneo en brecha que descubrió una zahuarda que la limitaba con la calle. La trinchera de esa manzana estaba trazada en curva y defendía todo el lado que ve al occidente y la mitad del que ve al sur, y se había destruído toda la construcción interior que quedaba fuera del glamís, para dar campo de tiro a la trinchera, quedando solamente como cortina o máscara de la fortificación las tapias y algunos cuantos exteriores que daban a la calle. Cuando la brecha estuvo abierta se le ocurrió al General Díaz que un pelotón de rifleros armados de revolveres ocultos en aquella zahuarda que era de las pocas piezas que quedaron en pie podría contener el asalto, puesto que solo por esa brecha podía venir el enemigo y fue personalmente a ver que podía hacerse, pasando el foso por una viga a establecer el destacamento, a la sazón que los franceses habían penetrado por la extremidad de la misma calle sin abrir brecha y habiéndo forzado una puerta por medio de un petardo. Cuando regresó de colocar el destacamento, los suavos estaban ya dentro de las trincheras, ya habían hecho prisioneros al destacamento que él había colocado en la brecha,  menos  a dos o tres soldados, que como él pudieron escalar las azoteas y caer en otras casas que aun estaban ocupadas por fuerzas mexicanas y al salir de allí a la calle donde hicieron una suprema defensa que impidió el paso al enemigo más allá de la manzana ocupada por Sánchez Román, a la que llamaban la manzana del Mesón de la Reja. El General Díaz tuvo la desgracia de presenciar y hasta de ser autor de la pérdida de esa manzana, sin que las tropas que la defendían estuvieran a sus ordenes, solamente por el afán de ayudar cuando fue atacada dicha manzana, pero en esta ocasión las cosas no le salieron bien.

Vino despues el 25 de abril de 1863, el ataque al fuerte de Santa Inés que mantuvo el General Don Miguel Anza y fue de los más reñidos y destacados, y en el cual  fue rechazado el enemigo dejando más de 100 muertos en los parapetos y dentro de las obras de defensa y muchos prisioneros, entre los cuales había varios oficiles, lo mismo entre los muertos.  Durante el ataque a Santa Inés, los fuegos, tanto de la trinchera de Díaz que estaba en la calle con frente para donde debían pasar las columnas de los asaltantes, como los de los balcones de ambas aceras de la calle de San Agustín, pese a ser eficaces no le parecieron suficientes y en los momentos en que el ataque era más violento, sacó por una de las puertas que daban a las azoteas de los cuartos bajos de la huerta, unos pelotones de infantes que llegaron hasta la esquina bajo los disparos que les hacía el enemigo y sus pelotones compuestos por sargentos y cabos de los balcones de enfrente hacían sus fuegos muy certeros sobre las columnas de asalto, cooperando así, casi decisivamente a cortar la columna y que los asaltantes que habían penetrado al Convento de Santa Inés no fueran apoyados por el resto de la columna, que se vió obligada a retroceder.  En este ataque se distinguió el Capitán Timoteo Rincón, que desgraciadamente sucumbió en el como otros muchos valientes.

Al día siguiente el General González Ortega, dió algunos ascensos a los oficiales que habían tomado parte en ese combate, al General Díaz se le otorgó el de General Efectivo de Brigada.

BATALLA DE SAN LORENZO
8 DE MAYO DE 1863.


En la noche del 7 de mayo de 1863, al hacer su vigilancia el General Díaz de la línea del enemigo desde las alturas de San Agustín, notó algún movimiento en sus tropas que le hizo sospechar que volvería a ser atacado en  esa misma noche. Observando cuanto le era posible a interválos de los fuegos de artillería que el enemigo hacia desde sus baterías de San Javier, probablemente para que sus movimientos no fueran advertidos, comprendió que se trataba o de un relevo de las tropas que cubrian la línea o de organizar columnas para un asalto, pues el ruido de armas, rumores de voces y toces que se repiten tanto cuando se mueve la tropa a altas horas de la noche.  Dió aviso al Cuartel General y a los Jefes de las lineas vecinas, puso a su tropa en actitud de resistir un ataque.  Momentos despues se escuchó la marcha de una columna que salía de detrás del edificio de San Javier y se dirigía a los campos del ejército del centro que había sido organizado desde el 30 de octubre de 1862 a las órdenes del General Comonfort, con objeto de auxiliar a Puebla. Puso este hecho en conocimiento del Cuartel General, quien mandó oficiales para verificar las noticias, que coincidieron con las observaciones hechas por el General Díaz, sin embargo no se hizo nada para ayudar al ejército del centro.


Al día siguiente 8 de mayo el General Díaz dió algunos ataques de iniciativa sobre la línea del enemigo que estaba frente a la suya, sin ningún resultado importante; pero pudo averiguar que estaba cubierta por tropas de línea que en la noche habían llegado a relevar a los batallones de zuavos que antes la cubrian.


El 9 de mayo, un emisario del General Forey con bandera blanca y tomando toda clase de precauciones se presentó en el Cuartel General de las fuerzas nacionales,  para comunicar por medio de un pliego que había alcanzado la victoria sobre el ejército del centro que le permitía ofrecer al General Ortega el canje de todos los prisioneros franceses sanos y heridos, por un múmero equivalente de los prisioneros mexicanos que había hecho el día anterior, y se realizó el canje quedando despues de esto terminado así el armisticio.

Proximo capitulo: RENDICION DE PUEBLA y PRIMERA EVASION DE PUEBLA

jueves, enero 21, 2016

Mas de cien postales, mas de cien mentiras. Fotografia 21 de 366

Cuando la ciudad pinte sus labios de neón
subirás en mi caballo de cartón.
Me podrán robar tus días… tus noches no.

Mas de cien postales, mas de cien mentiras. Fotografia 20 de 366


Aquellas palmeras de la patria de la primavera,
A decirme que existe el olvido, esta noche han venido.

Mas de cien postales, mas de cien mentiras. Fotografia 19 de 366



Chiapas nació en mí:
con el beso primario en que mi madre
marcó el punto inicial del sentimiento.
Chiapas creció en mí:
con los primeros cuentos de mi abuelo,
en la voz de mi primer amigo,
y en la leyenda de mi primera novia.
Desde entonces, Chiapas es en mi sangre
Beso, voz y leyenda.


lunes, enero 18, 2016

Porfirio Diaz el heroe olvidado capitulo XV

SITIO DE PUEBLA
DEL 16 AL 26 DE MARZO DE 1863.


El Ejército de Oriente se reorganizó bajo la dirección del General González Ortega,  entretanto el General Forey movío su ejército sobre Puebla en febrero de 1863, a principios de marzo siguiente llegó a Amozoc, distante una jornada de Puebla y el 16 de ese mes se avistó a esa ciudad.  El Ejército de Oriente se encontró en Puebla en diciembre de 1862 y en marzo siguiente comenzó el sitio por los franceses. Al principio la brigada al mando del General Díaz, no tuvo colocación en la linea y por varios días permaneció disponible como reserva. Cuando los franceses llegaron al frente de Puebla y comenzaron sus operaciones de sitio, destacaron una columna como de 10 mil hombres por la izquierda y otra igual por la dercha que marcharon todo el día con la intención visible de envolver a la Ciudad en una línea que iban estableciéndo fuera de tiro de cañon, con el propósito muy marcado de establecer despues su diámetro y tomar en la nueva linea posiciones definitivas. Observado ésto desde el Cerro de Guadalupe, durante el día de esa maniobra por los Generales mexicanos, fueron todos juntos, previo permiso a proponer al General en Jefe, un plan de ataque que debía ser ejecutado precisamente en esa noche, porque más tarde sería inutil.  El plan consistía en lo siguiente: la cabeza de cada una de las columnas que envolvían a la plaza, distaba de su centro y núcleo principal, diez o doce horas de marcha de día y mucho más si se ejecutaba de noche por los accidentes naturales del terreno distando de sus líneas de defensa dos tiros de cañón. Por consiguiente los nuestros podrían atacar a una de esas columnas con la seguridad de que el núcleo principal del ejército enemigo no podría protejerla y una vez derrotada como era muy probable que sucediera, la fuerza victoriosa reforzaría la parte de la linea mexicana que hacía frente al núcleo principal del enemigo, pues estando éste en la imposibilidad de proteger a sus columnas, podrían atacar a la plaza por el lado más próximo, y las tropas de refresco de los nuestros atacarían a la columna de la izquierda, para atacar despues todos juntos el centro.  El General González Ortega,  discutió mucho y se negó a aceptar dicho proyecto lo mismo que el General Mendoza, despues de media noche y perdida toda esperanza salieron cada uno a ocupar sus puestos muy desanimados y previendo claramente cual sería, como lo fue, el resultado del sitio.  Una vez ejecutado el movimiento indicado y cuando al fin de dos días se encontraron en el cerro de San Juan los restos de las dos columnas francesas que los sircunvalaban el enemigo estableció en él su cuartel general.  El primer punto objetivo del enemigo, casi sin emprender operación importante en lo demás de la linea, fue el fuerte de San Javier, estableció allí su primera paralela, amagando simultaneamente a dicho fuerte y a otro que lo seguía por el sur llamado Redientes de Morelos.


Estableció sus baterias en la segunda paralela, demoliéndo con élla el 26 de marzo de 1863 no solo las fortificaciones sino gran parte del edificio de San Javier, en donde estaba la penitencería y despues de varios días de cañoneo muy vivo lo tomó por asalto y las tropas que lo defendían se retiraron a colocarse en las manzanas vecinas, presentando siempre al enemigo una línea de fortificaciones pasajeras.  Continuaron los ataques casi diarios por medio de los cuales los franceses seguían ocupando algunas manzanas, y nuestras fuerzas tomando sucesivamente las posiciones contiguas.

SAN MARCOS, LA CERVATANA, POSICION DEL
CORONEL GONZALEZ, MANZANA DEL GENERAL LLAVE
DEL 1o. AL 7 DE ABRIL DE 1863.


Continuaban las operaciones del Sitio de Puebla en la forma en que el General Don Porfirio Díaz, lo narra en sus memorias, era un jueves santo 1o. de abril de 1863,  recibió ordenes para mover su brigada de la plaza de San José, uno de los lugares destinados a las reservas,  para ir a ocupar la línea de manzanas que había frente al enemigo, situadas de sur a norte,  y que se encontraban en ese momento ocupadas por la brigada que mandaba el General Mariano Escobedo que había defendido sucesivamente la serie de manzanas perdidas, la línea que el General Porfirio debía ocupar comenzaba por el sur, con la manzana en que esta  el convento de San Agustín, seguía para el norte la del hospicio y toda esa linea de manzanas hasta  la Merced, situada en el extremo norte. La manzana vecina a las suyas, hacía el sur,  que era la última que había al sur de la ciudad, estaba ocupada por el Batallón de Sánchez Román, de la División de Zacatecas.  Ocupó toda la mañana hasta que amaneció en recorrer la serie de manzanas que se le encomendaron para dar colocación en éllas a las tropas  que debian defenderlas, lo mismo que a las trincheras que servían de pasaje para ligarlas entre si y en ordenar la ejecución de todas las obras que le parecieron convenientes para poner a su linea en mejor estado de defensa.


No fue atacado durante todo el día siguiente, lo cual aprovechó para reforzar las fortificaciones, haciendo uso de todos los brazos posibles. En los momentos que relevaba a la Brigada del General Escobedo, fue ocupada por el enemigo la manzana del hospicio, porque la fuerza que lo crubría se había retirado sin esperar la que debía relevarla, y conocido el caso por el Cuartel General se le ordenó al General Díaz que no la disputara en esos momentos sino que ocupara prontamente las que aun quedaban en su poder, En consecuencia, interrumpida la línea de manzana que él defendía, su comunicación tenía que ser tardía y por dentro de su línea defendida.

Como a las 6 de la tarde del 21 de abril de 1863, viernes santo, comenzó a sentir trabajos de zapa procedentes de la manzana del hospicio, dirigidos contra la de San Agustín por el frente de la casa de Iriarte, conocida con el nombre de Cuartel de San Marcos que no era cuartel sino una casa habitación ocupada por su dueño y en la cual tenía una matanza de puercos y fabrica de jabón.

Al principio le parecieron subterraneos los golpes, pero a poco comprendió que se hacían perforaciones en los muros de la acera del Hospicio para sacar por élla las bocas de los cañones y batirlo en brecha el Cuartel de San Marcos, Se situó desde luego en esa casa reforzó hasta donde era posible las obras de defensa de los puestos que daban a ese frente y colocó tropa dispuesta a defender los balcones. Llegado el momento del ataque y listas ya las defensas construidas dentro de la casa comenzó a las ocho de la noche, el fuego de una batería que destruyó el muro que separaba las dos puertas de una tienda que quedaba a la derecha del zaguán y rompió las puertas, lo mismo que los atrincheramientos que las reforzaban por dentro y convirtieron en una las dos puertas de la tienda. El techo era de bóveda muy sólido y por ese motivo no cayó, como esperaban los franceses, puesto que ya habían quitado la base, durante el cañonazo aplicaron los franceses un fuerte petardo a la puerta del zaguán del Cuartel de San Marcos que previamente había el General Díaz reforzado por dentro con las baldosas del patio, las del mismo zaguán con un gran aditamiento de tierras, debido a este refuerzo, el petardo no causó efecto alguno sobre la puerta y los franceses tuvieron que asaltar por la brecha abierta en la tienda.

 El asalto fue resistido enérgicamente durante más de dos horas, al fin de las cuales el enemigo fue rechazado y volvió a sus posiciones. Hubo un instante solemne en que el ímpetu de la carga de los fraceses en el poatio de la casa desmoralizó a sus soldados que llegaron a huir en desorden, pero lo pequeño de la horadación por dode tenían que pasar no permitó que se retirara todos. En esos momentos disparé contra los francesesun obús que tenía en el patio cargado con metralla y apuntando para el zaguán, los invasores abandonaron el patio que ya ocupaban  y se replegaron al zaguán. (pieza de una casa inmediata a la puerta principal de entrada).

Entre los soldados que huyeron del patio estaba el pelotón que servía el obús, quedando solamente el cabo, entre él y el General Díaz cargaron de nuevo la pieza, cuando se abalanzó sobre éllos un zuavo que probablemente hubiera matado al cabo si el General Díaz no hubiera salido en su defensa. Sacó al efecto su pistola, pero era ta mala, pues sus cortos recursos no le había permitido commprar una buena, que se le desarmó y se quedó con la culata en la mano, el cañón en el cargador y el cilindro rodó por el suelo, etonces arrojó con fuerza la cacha de la pistola al pecho del zuavo y avanzó sobre él, pero sintiéndo el golpe se creyó herido, porque había muchos disparos en ese momento y regresó al zaguán donde estaban sus compañeros. El disparo del obús y la retirada consiguiente de los franceses, reanimó a sus soldados que habían huido y muchos de éllos regresaron a su puesto y parapetados  trás de una fuente que se hallaba en el centro del patio, hicieron fuego vivo sobre el zaguán. Entonces mandó al Teniente José Guillermo Carbó que con 50 hombres subieran al corredor del 2o. piso de la casa para atacar desde allí a los enemigos, los fuegos de Carbó fueron muy eficazes, que muy poco resistieron allí los franceses, que fueron desalojando y se replegaron a sus posiciones. Como  a las diez y media de la noche todo había concluido en la manzana de San Agustín.

Una vez que el enemigo volvió a sus posiciones, el General Díaz salió con la tropa suficiente a cerrar la brecha que había abierto la artillería enemiga y a establecer allí la defensa, la tarea fue dificil porque tuvieron que trabajar bajo el fuego de fusilería enemiga, pero al fin la terminaron quedando en condiciones regulares de defensa para el caso de que la brecha volviera a ser atacada, como lo fue al día siguiente.

Al General Díaz se le ocurrió una idea genial para la defensa, hacer una serie de diez perforaciones en la bóveda de la tienda, poniendo en cada una de éllas, a un soldado con una mecha encendida en la mano y cuatro granadas de mano con mechas unidas todas por el centro, para poderlas prender a la vez, con orden de hacerlo y hecharlas por la perforación cuando se les mandara.

Pocos momentos despues de que había terminado el ataque, le avisaron al General Díaz, que en la calle de las cabecitas que pertenecía también a su línea, era atacado el Coronel Balcázar, Jefe de esa manzana y que se le había agregado esa misma noche por lo insuficiente de su brigada.  Se trasladó inmediatamente al sitio indicado y econtró que los franceses habían seguido el mismo procedimiento que emplearon horas antes contra el Cuartel de San Marcos esto es, que despues de abrir brecha con su artillería metieron por la brecha una columna de asalto, que aunque fue resistida enérgicamente ocupó el primer patio de una casa que tenía el segundo patio muy largo y que por esta razón se le llamaba "La casa de la cerbatana".  Llegó en el momento en que se perdía el primer patio y ayudado por el Lic Miguel Castellanos Sánchez, atravesó un mostrador viejo de madera a la entrada del segundo patio, y se colocó allí a los soldados para que lo defendieran. El callejón que formaba el segundo patio fue defendido heroicamente, quedando dos batallones de los zapadores en algunas de las piezas  y se defendieron allí por más de cinco horas que este permaneció ocupado por los franceses, lo mismo que algunas de sus piezas, mandó perforar los muros para comunicarse con los zapadores que habían quedado aislados para proveerlos de municiones.

Practicada esa operación y contando ya con la ayuda de los soldados aislados que secundaron su empuje el General Díaz, logró arrojar a los zuavos a la calle. Cubriendo inmediatamente la brecha por donde habían entrado; y por medio de esas perforaciones y de aspilleras de fusil, estableció fuego convergente a esa brecha para el caso de que sus defensores inmediatos se vieran obligados a abandonarla. toda esa operación terminó al amanecer del 3 de abril y en élla se hizo notable el valor del Lic Don Miguel Castellanos Sánchez, Auditor del Ejército.  (suavos, soldados de un antiguo cuerpo de infantería francesa a partir de 1830. mercenarios originarios de Argelia, tenian fama de sanguinarios).

El sábado de Gloria 3 de abril como a las nueve de la mañana, comenzó un cañonazo frnte a una casa peteneciente a la misma manzana del Cuartel de san Marcos, por su frente oriental, mientras que el Cuartel de San Marcos estaba en su frente que ve al norte, había encomendado al Coronel de su Estado Mayor Don Manuel González, la defensa de esa casa, con una compañía del Batallón Morelos, del que era Capitán Don Máximo Velasco.

Como ya el sistema de ataque de los franceses comenzaba a serle conocido a Don Porfirio, la defensa fue menos difícil. Los cañones usados en esa ocación fueron más poderosos que los que habían utilizado en los dos ataques anteriores, pues no solamente destruyó el muro exterior sino dos más que le seguían paralelamente. Cuando el General Díaz llegó al lugar del ataque, estaba abierta una brecha en la manzana de las dimensiones de una calle ancha.  Sin embargo los franceses no pudieron dar el asalto, porque durante el cañoneo se les derrumbaron los techos de la habitación en que habían colocado su cañones y les taparon las baterias, el General Díaz mandó salir a la calle al Coronel Gonzáles y sus soldados, con el objeto de apoderarse de los cañones, pero fue imposible porque tenian encima materiales muy pesados y porque no les permitian trabajar los fuegos transversales y muy nutridos que les hacía el enemigo.  Desistieron de la empresa y pudieron ya con alguna tranquilidad cubrir sus brecha. En esa noche el ejército mexicano les incendió a los franceses el edificio desplomado, perdieron los montajes de sus cañones y algunos se dispararon por si mismos en los momentos del incendió, por haber quedado cargados.  En este combate resultó herido el Coronel González.

Apenas concluido este ataque contra las posiciones del Coronel González, y sin que precidiera cañoneo, se lanzaron dos pelotones de suavos por la brecha del Cuartel de San Marcos, donde habían atacado la noche anterior; y como el paso por el zaguán era difícil y estaba defendido desde el patio, cuando la tienda estuvo llena de suavos, los soldados que la cuidaban por las perforaciones del techo lanzaron simultaneamente las 40 grandas de mano que con anterioridad estaban preparadas con ese objeto.

Como la sucesión de detonaciones conmovió mucho la casa los soldados mexicanos abandonaron sus posiciones y se replegaron al corredor porque creyeron que esa parte de la casa se iba a derrumbar, cuando desapareció el polvo y humo causado por la explosión, los suavos se habían retirado a sus posiciones, dejando a los muertos y heridos muy graves que no pudieron huir y se limitaron a cañonearnos. Despues de este ataque, no volvieron los franceses a intentar nada contra la línea del General Porfirio Díaz, por el tiempo que duró el sitio. (ya sabían los francesitos como se las gastaba este hombre capáz de urdir cualquier plan por muy descabellado y arriesgado que fuera para salirse con las suyas).  No obstante que dieron muy frecuentes y muy serios ataque contra los Redientes de Morelos, el Fuerte de Ingenieros y el convento de Santa Inés que fue uno de los más notables y contra otros puntos.

El 5 de abril comenzó un fuego en brecha procedente del lado de la manzana del Hospicio que ve al oriente sobre la manzana que defendía el General Ignacio de la Llave, en la calle de la Estampa de San Agustín. El General Barriozabal puso en la trinchera que llegaba a San Agustín con su manzana vecina hacía el oriente dos cañones para batir a metralla la calle que debía atravesar la columna que asaltaría las posiciones del General de la LLave, y cubrió los balcones de una y otra acera con infantes.

El Generalisímo Don Porfirio Díaz, corrió con un grupo de cabos y sargentos sobre las azoteas bajas barridas por los fuegos de los balcones del Hospicio, a caer a un patio de la última casa que hacia frente al Hospicio, dejando establecida al mismo tiempo con una cuadrilla de zapadores que hicieran perforaciones que le abrieran una comunicación menos peligrosa. En la caída al patio de la esquina se le inutilizaron dos soldados, pero con los ocho que quedaron disponibles, sostuvimos por la puerta de la tienda un fuego casi a quemarropa con la columna que atacaba al General de la LLave, la cual fue cortada por nuestros disparos, a más de los que recibía de las trincheras y balcones de la calle de San Agustín. Cuando tenía que hacer fuego a muy corta distancia en los combates de horadación, no acostumbraba cargar los fusiles con una bala, sino con cartuchos preparados con veinte pequeñas balas cada uno, asi se explica la eficacia de sus fuegos sobre la columna enemiga.

En los ataques contra estas calles, los franceses encontraron una defensa vigorosa, que estaban muy lejos de esperar y que los obligó a retirarse. Fue tan grande la impresión que les causó esta resistencia que llegaron a pensar si levantaban o no el sitio.

Siguiente capitulo: SITIO DE PUEBLA MANZANA SANCHEZ ROMAN, SANTA INES y BATALLA DE SAN LORENZO

Mas de cien postales, mas de cien mentiras. Fotografia 18 de 366

Cuantas historias de adolecentes se escribieron para siempre en este edificio,
 quien no al pasar por esta calle ha dejado escapar un suspiro
nacido de lo mas profundo del corazon,
como un regalo a ese ayer inolvidable.

domingo, enero 17, 2016

Mas de cien postales, mas de cien mentiras. Fotografia 17 de 366

En busca de las siete llaves del misterio,
siete versos tristes en una canción,
siete crisantemos en el cementerio,
siete negros signos de interrogación.

jueves, enero 14, 2016

martes, enero 12, 2016

Mas de cien postales, mas de cien mentiras. Fotografia 12 de 366

Esta aura que vaga llena
de los sencillos olores
de las campesinas flores
que brota esa orilla amena;
esa agua limpia y serena
que atraviesa sin temor
la barca del pescador
que espera cantando el día,
¿no es cierto, paloma mía,
que están respirando amor?

Porfirio Diaz el heroe olvidado capitulo XIV

ORIZABA Y EL BORREGO
14 DE JUNIO DE 1862.

El 6 de mayo de 1862 regresó a Puebla el Coronel O,Horan que había sido destacado cuatro o cinco días antes con 1,500 hombres, para perseguir a Márquez, quien andaba con una fuerza por el rumbo de Matamoros Izúcar.


El día 7 se les incorporó el General Florencio Antillón con la Brigada de Guanajuato, compuesta de 3,000 hombres. En esa misma tarde se les mandó salir a formar en batalla en el campo, haciéndole frente al enemigo, quien en el acto emprendió su marcha hacia Amozoc, recibiéndo los liberales órdenes de volver a sus cuarteles de la Ciudad.
Permanecieron dos días más en Puebla, durante los cuales se dieron algunas ordenes para la nueva organización de un cuerpo de ejército y en seguida emprendieron la marcha en persecución del enemigo, marcha muy penosa para él porque las lluvias hacian muy díficil el camino y llevaban muchos heridos.
Seguimos La persecución sin que hubiera incidente notable hasta que el enemigo pasó las cumbres de Acultzingo, quedando los nuestros en la cañada de Ixtapa y San Andrés Chalchicomula por algunos días, esperando la División de Zacatecas, mandada por el General Ortega.

Con objeto de impedir la incorporación a las fuerzas de los franceces de las fuerzas de Márquez que se dirigían a Orizaba, el General Zaragoza mandó al General Tapía con una brigada para que lo batiera. Pero ni tarde ni perezoso  el General Laurencez envió a proteger a Márquez con una línea del ejército frances a las ordenes del Mayor Lefevre. Por lo que fue muy dificil y el General Tapia fue derrotado en Barranca Seca el 18 de mayo de 1862, entrándo Márquez enseguida a Orizaba,

Antes de que la División del General Gonzáles Ortega, se incorporara en San Andrés Chalchicomula a la columna del General Ignacio Zaragoza, recibió órdenes de pasar la Cordillera por Perote, para salir al norte de Orizaba por el rumbo de la Perla y tomar el ramal de la sierra que remata en el Cerro del Borrego, que domina a tiro de fusil la Ciudad de Orizaba, con órden de permanecer allí sigilosamente en la noche, entonces la División de Zacatecas debía atacar por el norte y occidente, descendiendo del cerro con su artillería.
En la noche del 13 al 14 de junio de 1862, la División de Zacatecas había sido descubierta y desalojada en la madrugada. Despues de amanecer el día 14, orgullosos los franceses por la fácil victoria que habían alcanzado en el Cerro del Borrego, luego que descubrieron sus líneas de batalla que había sido formada al abrigo de la oscuridad, comenzaron a cañonearlos.

 La brigada del General Porfirio Díaz no había tomado colocación en la linea y había sido colocada entre la primera y segunda linea, organizada en dos columnas: la primera compuesta de los batallones Morelos e Independencia a sus  inmediatas órdenes y la otra formada de los batallones  Guerrero y Aguascalientes mandadas por el Teniente Coronel Don Luis Mier y Terán.  Despues de un cañoneo muy vivo ejecutado por los franceses contestado con artillería que estaba en linea de batalla, salieron dos columnas invasoras sobre los liberales a paso de carga, y entonces se le indicó al General Díaz que marchara tambien a paso de carga al encuentro de dichas columnas.

Durante la marcha el fuego de artillería de los franceses sobre la línea de los liberales era divergente, y el de la artillería mexicana sin contestar el fuego de sus baterias, hacian las suyas convergentes sobre las cabezas de sus columnas, que contramarcharon antes de chocar  con las fuerzas del General Díaz que en seguida recibió orden de contramarchar tambien  y ocupar uno de los claros que había en la primera línea en donde permanecieron hasta que anocheció.

Una vez entrada la noche, fueron recibiendo ordenes sucesivamente los Jefes de las Brigadas que formaban la primera y segunda linea para retirarse a la hacienda de Tecamaluca, Se le indicó al General Díaz que su brigada fuera la última que se retirara con la sección de artillería que estaba sobre la carretera a sus ordenes.  Despues de media noche y cuando el movimiento había sido enteramente ejecutado por todas las tropas, menos las de su mando y cuando la carretera toda estaba abandonada por las fuerzas que se retiraban, se retiró por escalones alternando con la columna puesta a las ordenes del Teniente Coronel Terán,  y las que formaban las suyas, llegando sin novedad a Tecamaluca, donde pasaron el día siguiente.

Emprendieron en seguida la marcha para San Andrés Chalchicomula  y permanecieron allí por varios meses, hasta que el ejército frances se movió sobre Puebla.

En los primeros dias del mes de julio de 1862, el General Díaz recibió órdenes de marchar a Jalapa con su Brigada, y recibir allí el mando de la División que estaba a cargo del General Ignacio de la LLave y el del Estado de Veracruz de que Llave era Gobernador, por haber sido él llamado, a la vez por el General en Jefe del Ejército  y el Presidente de la República.

Transcurridos unos 40 o 50 días, volvió el General de la Llave y el General Porfirio Díaz, entregó ambos mandos y se incorporó a la matriz de la primera división a que pertenecía, y la segunda brigada que era la de su mando, cuya marcha ejecutó sin contratiempos, por la vía del volcán, a San Andrés Chalchicomula en donde estaba entonces el cuartel general de la división.

Durante este período se había enfermado de tifo el General Don Ignacio Zaragoza, fue conducido a Puebla para su atención pero no fue posible salvarlo y falleció en esta Ciudad el 8 de septiembre de 1862, descanse en paz este insigne personaje, que dió su vida por defender a la patria de la opresión, su recuerdo vive en la memoria y recuerdo de los mexicanos que cada 5 de Mayo celebramos con orgullo y respeto la gesta heroica contra la intervención extranjera en la Batalla de Puebla. A la muerte de este héroe, fue substituido por el General Jesús González Ortega.


La derrota de los franceses en Puebla el 5 de mayo de 1862 determinó al Emperador Napoleón, a mandar a México un nuevo cuerpo de ejército compuesto por cosa de 30,000 hombres a las ordenes del General Forey, quien llegó a Veracruz el 21 de septiembre de ese año y con su fuerza a Orizaba el 24 de octubre siguiente.  Cuando el General Forey comenzó su movimiento de avance, el ejército mexicano emprendió su movimiento de retroceso de San Andrés, para cubrir la Plaza de Puebla, que durante el tiempo que permanecieron en dicho pueblo, había sido mandada a poner en estado de defensa tan serio como lo permitían los recursos del Gobierno y sin que en todo ese tiempo hubiera algún combate digno de mencionarse.

Proxim capitulo: SITIO DE PUEBLA y SAN MARCOS, LA CERVATANA, 
POSICION DEL CORONEL GONZALEZ, MANZANA DEL GENERAL LLAVE

sábado, enero 09, 2016

viernes, enero 08, 2016

lunes, enero 04, 2016

Porfirio Diaz el heroe olvidado capitulo XIII

P U E B L A
5 DE MAYO DE 1862.

El 29 de abril, día siguiente en la acción de Acultzingo, se ordenó la marcha rumbo a Puebla donde llegaron el 3 de mayo, y ese mismo día llegó el enemigo a Amozoc, pues marchaban con diferencia de una jornada, luego que llegaron a Puebla, el General en Jefe ordenó que las tropas del General José M. Arteaga, que por haber sido herido gravemente en las Cumbres, ahora las mandaba el General Negrete, ocuparan los Cerros de Loreto y Guadalupe, que el General Santiago Tapía con las fuerzas de Puebla, ocupara el perimetro interior de la ciudad que estaba fortificado pasajeramente y artillado, y dejando como columnas maniobreras la Brigada del General Díaz, la del General Berriozabal, la del General Lamadrid y la Caballería que mandaba el Coronel Antonio Alvarez, formados de los regimientos carabineros a caballo, lanceros de Oaxaca, lanceros de Toluca y escuadrón trujano, mandados respectivamente por los Coroneles Alvarez y Felix Díaz, General Contreras y el Mayor Casimiro Ramírez.


El 3 de mayo en  la noche el General Ignacio Zaragoza, reunió a los Generales y demás Jefes, para manifestarles que estaban en desventaja en armamento y preparación a los elementos y les pidió que al menos si no se obtenía la victoria, que se luchara con todas las fuerzas para expulsar de territorio mexicanao al invasor hasta el sacrificio, o al menos se consiguiera causar muchas bajas y consumo de sus materiales, para que el Gobierno de la Nación tuviera más tiempo para preparar la defensa del país, Todos contestaron afirmativamente y es que en verdad estos militares amaban a México con todo el corazón.

La noche del 3 y todo el día 4 se emplearon en hacer trabajos de zapa (trabajos ocultos y solapados para conseguir algún fin) en los dos cerros y en perfeccionar la fortificación del perimetro interior.

El día 4 formaron las cuatro columnas maniobreras, incluso la caballería en la plaza de San José, en espera del ejército invasor. A medio día el Cuartel General supo por las fuerzas mexicanas ligeras que venían a la vanguardia del enemigo, que éste no se movía de Amozoc, por lo que volvieron a sus cuarteles con orden de formarse de nuevo en el mismo lugar, en el momento en que se disparara un tiro de cañón en el Fuerte de Guadalupe.

A las 2 de la madrugada llegó el Teniente Coronel Joaquín Rivero ayudante del Cuartel General, a darle instrucciones al General Díaz, como su columna había pernoctado con armas en la plazuela que estaba frente a su cuartel, inmediatamente la puso en pie y siguieron a Rivero, quien los condujo a la ladrillera de Azcárate, que es el último edificio de la ciudad sobre el camino de Amozoc, diciéndole que era el punto donde debía resistir el ataque que por ese lado de la ciudad daría probablemente el enemigo.  Pocos momentos despues llegó la  Brigada del General Berriozabal conducida a su vez por otro ayudante, y fue situada a la izquierda de la del General Díaz, la del General de Lamadrid fue colocada a la izquierda de la de Berriozabal y la del General Alvarez, fue colocada a la derecha de Díaz.

Como El General Díaz fue el primero en ocupar aquel lugar, supuso que el enemigo estaba cerca, destacó inmediatamente una cadena de tiradores a su vanguardia y colocó el núcleo de su fuerza en columnas paralelas por batallones. Según fueron llegando las otras brigadas fueron tomando la misma formación probablemente porque la consideraron adecuadas a las circunstancias o porque supusieron que eran ordenes del Cuartel General.

Cuando ya estaba casi por amanecer llegó el General Ignacio Zaragoza con su Estado Mayor, visitó sucesivamente las columnas, dirigió palabras de aliento a los soldados y dió algunas instrucciones, entre otras que la artillería que acababa de llegar fuera distribuida en las columnas, correspondiendo a la del General Díaz dos obuses de batalla calibre 12 cuya sección mandaba el SubTeniente Cortés y Frías, y que todas las columnas retiraran sus respectivas cadenas y sostén de tiradores formando una cadena general que cubriera el frente de todas con el batallón Rifleros de San Luis.

El Batallón del General Porfirio Díaz estaban mandados, el primero por el Teniente Coronel Alejandro Espinosa, el segundo por el Teniente Coronel Francisco Loaeza, el Batallón Morelos por el Teniente Coronel Rafael Ballesteros, el Batallón Guerrero por el Teniente Coronel Mariano Jiménez, el de Independecia por el Teniente Coronel Pedro Gallegos, y Lanceros de Oaxaca por el Teniente Coronel Felix Díaz, los batallones 1o. y 2o. eran los restos del incedio de San Andrés Chalchicomula y llegarían a 100 hombres entre los dos.

Así permanecieron hasta cerca de las 9 de la mañana que comenzaron a ver brillar las armas en la cumbre del cerro de Las Navajas, ubicado cerca de la Hacienda de Los Alamos. Esto es lo que éllos veían, pues el General en Jefe tenía a cada momento noticias de todos los movimientos  y avances del enemigo. Más tarde el polvo, el brillo de las armas, el humo de los disparos, les indicó que el Coronel de Caballería  Don Pedro Martínez, venía en retirada tiroteándo la cabeza de la columna del invasor, Momentos después apareció la cabeza de dicha columna y los tiradores que correspondian a los fuegos de Martínez, siguieron el camino que conduce de los Alamos a la Hacienda de la Manzanilla, con la intención  al parecer de rodear la ciudad más bien que de atacarla por su frente, pues habían dejado la carretera que condue de Amozoc a Puebla, y  mandado una columna de Infantería de Marina y Cazadores de Vincennes, apoyado por un escuadrón de Cazadores de Africa, que hizo parada en la garita de Peaje. El General en Jefe interpretó esta maniobra del enemigo como intención de atacar los cerros antes que la ciudad, y así fue en efecto, porque después de un alto de 15 o 20 minutos que hizo la columna enemiga, se formó en batalla con el frente hacía los cerros, estableció sus baterias, rompió  sus fuegos de cañón sobre los cerros de Guadalupe y Loreto,  tomando el primero como el principal punto y despues destacó una fuerte columna de infantería que al parecer se dirigía, no al cerro de Guadalupe, sino al espacio que separa a los dos cerros. Las Brigadas de Berriozabal y Lamadrid subieron al trote para reforzar los cerros, los fuegos de la artillería de las tropas del Gobierno Mexicano, hacían muy poco daño a la columna del enemigo que ascendía sobre los cerros, porque no estaban a su alcance ya que sus cañones eran notablemente inferiores a los de los franceses, que podian batirlos desde el llano, y despues, porque en el ascenso seguian las ondulaciones del terreno que casi no dejaban verla.

Pero cuando llegaron a la meseta superior recibieron de improviso todo el fuego de fusilería de la Brigada de Berriozabal y los fuegos de la artillería de los dos Fuertes de Loreto y Guadalupe, que hasta entonces comenzaron a ser eficaces, porque comenzó el enemigo a ser visible y que en su mayor parte aprovecharon a metralla.  Este fuego fue resistido muy poco por la columna francesa y en el acto determinó sus desorganización y retroceso.  En ese momento el Batallón fijo de Veracruz, maniobró al trote para batir a la columna invasora por su costado derecho, movimiento que imitaron los valesoros indios de Tetela y Zacapoaxtla, y el General Antonio Alvarez, salió con su pequeña columna de caballería intentando una carga sobre el enemigo que se retiraba.  El General Laurence, que desde sus baterias vió el retroceso de su columna, hizo salir al trote a otra que venía en pos de la primera y que había hecho alto manteniendose como reserva.   Esto ocasionó que las tropas liberales volvieran rapidamente a sus puestos y que la caballería casi no llegara a tocar la columna en fuga, porque una vez en las ondulaciones del terreno que la cubrian de la artillería, hizo alto la columna derrotada y resistió a sus perseguidores animada con el auxilio que ya tenía muy cerca. Fue mucho más vigoroso el segundo ataque ejecutado tanto por la columna que primero había sido rechazada como por la que fue en su auxilio, ambas entraron de frente al Cerro de Guadalupe y a la Capilla de la Resurrección que tenía una fortificación pasajera ocupada por el batallón de Zapadores a las ordenes del General de Lamadrid, con tanto valor que llegaron a pasar los fosos de la Resurrección y los de Guadalupe, y formando columnas unos soldados sobre los hombros de los otros, pretendián escalar las trincheras de Guadalupe. En esos momentos la Infantería que defendía el Fuerte de Guadalupe, que consistía en un batallón de Michoacán, que apenas tendría uno o dos meses de reclutado, no obstante que estaba mandado por un Jefe notable del ejército, el Coronel Arratia, abandonó las trincheras y se replegó corriendo en desorden dentro del templo que antes coronaba el cerro de Guadalupe, quedando en las trincheras solo los pelotones que servían los cañones, y que pertenecían a la artillería permanente de Veracrucruz.

El Fuerte habría sido tomado si no hubiera sido por algunas maniobras que practicaron las fuerzas de Berrioabal, para batir por el costado derecho a los asaltantes y por el movimiento que hizo el batallón Reforma de San Luis, por el oriente  del mismo Fuerte para batir a pecho descubierto a los asantantes, que ocupaban el foso y verma del Fuerte de Guadalupe.

Aprovechándose el Coronel Arratia de esta circunstancia, dijo a los soldados del Batallón de Morelia que estaban desmoralizados y se habían refugiado en la iglesia de Guadalupe, de donde no los había podido sacar sin embargo al escuchar que había matado a tres con su espada que el enemigo huía, como lo demostraba el hecho de que los perseguía el Batallón Reforma de San Luis. Esto reanimó a los soldados y los hizo salir de la iglesia y coronar de nuevo las trincheras que poco antes habían abandonado, haciendo un vivo fuego en los momentos en que las compañías del Batallón Reforma de San Luis, por la derecha y los Batallones 3o. de Toluca y fijo de Veracruz por la izquierda, rompían los suyos  a pecho descubierto y a cortisima distancia. Los franceses que habían llegado al foso y verma de la fortificación pretendiéndo escalar las trincheras agarrandose de las bocas de los cañones. El General Zaragoza que disponía de poco armamento, había ordenado que las armas portatiles de los artilleros se distribuyeran entre la infantería, creyendo que los artilleros estaban bantante armados con sus piezas. Por este motivo los artilleros no podían rechazar el asalto de los franceses, sino usando  de sus escobillones y palancas de maniobras.

El hecho de que el Batallón de Arratia, volviera a tomar  rápidamente las trincheras que habían abandonado y el fuego nutrido que inició, determinó no sólo la derrota, sino la fuga más que de prisa del enemigo y decidió la suerte  de la batalla.

Al mandar el General Laurencez la segunda columna en auxilio de la primera, movió también la infantería de marina, cazadores de Africa y excazadores de Vincennes, que habían quedado en la garita de peaje, y esta venía sobre el llano y plantio de cebada, atacando directamente las posiciones que el bizarro General Porfirio díaz ocupaba al oriente de la ciudad sobre la carretera. El ataque que sostenía en el llano era pues simultáneo con el segundo del cerro.  Cuando el enemigo estuvo muy cerca,  y los disparos de su cadena de tiradores hacian graves perjuicios, no solo  a la cadena de tiradores que como se ha dicho antes, formaba al frente el Batallón de Rifleros de San Luis, sino a las columnas mismas, Díaz mandó retirar al trote y por los flancos a dicho batallón, e hizo avanzar también al trote al Batallón Guerrero en columna mandado por el Teniente Coronel Mariano Jímenez y movió en pos de él a los dos obuses y a toda su fuerza, incluso el Batallón de Rifleros de San Luis, que se reorganizaba a su espalda. El Batallón Guerrero retrocedió al fuego nutrido de la columna del enemigo cuando este a su vez recogió su cadena de tiradores que era de zuavos.

Al sentir el fuego de todo el núcleo de su columna y el de sus dos obuses, el enemigo volvió caras muy pocos momentos antes de que fueran rechazados los que atacaban el cerro. En esos momentos ordenó el General Díaz a su hermano Felix, que cargara al sable y lo hizo con brio causando mucho destrozo a los franceses; pero encontrandose en la carga una zanja que no podía pasar la caballería y si la infantería ésta se reanimó y a su vez  rechazó a la caballería. Como la derrota que les dió el General Díaz era por la falda del cerro, y no por donde ellos habían venido, en su fuga se juntaron con los prófugos del cerro, haciendo una fuerte masa que ya le oponía una resistencia muy seria. Sinembargo seguía avanzando, mientras éllos retrocedían y acercándoles mucho más tiradores y nutriéndo en cuanto era posible el fuego de sus cañones que lo hacian ganando terreno.

A su izquierda sobre el cerro estaba formado en columna el Batallón de Zapadores que mandaba el Coronel Miguel Balcazar, que acababa de hacer la defensa de la capilla de la Resurrección, le previno mediante un ayudante, que hiciera un movimiento de avance en relación con la columna de él por el costado izuierdo; le contestó que no estaba a sus ordenes, pero que lo haría si le ofrecía tomar la responsabilidad de su conducta, habiendole contestado afirmativamente, ejecutó fielmente las instrucciones. Este fue el único auxilio que tuvo de los cerros.  Cuando el General Díaz había avanzado en persecución del enemigo más allá del alcance de los cañones de Guadalupe, recibió una orden del General en Jefe que suspendiera la persecución, contestó que no y que despues explicaria sus motivos, pero en seguida se le presentó el Jefe del Estado Mayor, intimidandole que de no acatar la orden tendría que responder ante un Tribunal de Guerra.  Pero el General Díaz no se acobardó y le manifestó lo siguiente: que el enemigo ya reorganizado marchaba en retroceso y que si él suspendía el simulacro de avance, no solamente suspendería el enemigo su marcha de retirada, sino que avanzaría sobre él, y su columna era muy pequeña y estaban ya muy lejos del Fuerte para poder ser auxiliados con oportunidad, también le hizo notar que pronto oscurecería y que cuando entrara la noche podría hacer el movimiento de retroceso con menor peligro, dejando allí una cadena de tiradores que vigilara al invasor. El Coronel Colombres, hombre inteligente, estimó justas las observaciones y le dijo que aunque eran otras las ordenes, siguiera con su estrategía y que el comunicaría al General en Jefe su decisión. Ejecutada su retirada hasta su antigua posición en la Ladrillera de Azcárate, el General Díaz, se presentó ante el General Ignacio Zaragoza,  en el interior de la Capilla de los Remedios y le explicó las razones de sus movimientos, éste aprobó todo lo que había ejecutado este insigne militar y lo felicitó por su ejecución durante esta batalla tan importante.

Este combate fue tan reñido que el batallón que comandaba el General Díaz, que era el 2o. de Oaxaca, perdió al Abanderado, SubTeniente, Don Manuel González, muerto éste tomó la Bandera Mexicana el Capitán Don Manuel Varela que cayó muerto también, pocos momentos despues, entonces la tomó el Capitán Don Crisóforo Canseco, quien por atender a su Compañía tuvo que entregarla al SubTeniente Don Domíngo Loaeza, en cuyas manos continuó hasta el fin del combate, fue tan dura la refriega, que la Bandera recibió cinco balazos en el paño y uno en su asta, dicho lienzo patrio estuvo en la sala de armas del Sr. Presidente de la República, como un recuerdo muy grato y honroso.

Este enorme triunfo obtenido sin lugar a dudas por verdaderos hombres mexicanos que lucharon con valor, con pundonor, con entrega, en esta memorable Batalla del 5 de Mayo de 1862, fue tan inesperado que sorprendió a todos y les parecía un sueño haber derrotado al temible Ejercito Frances. como dijera el Generalísimo Don Ignacio Zaragoza "Las Armas Nacionales, se han cubierto de Gloria".

La victoria obtenida en esta inolvidable batalla fue muy importante,  pero la invasión francesa no termino ahí, en marzo del año siguiente regresaron reagrupados y recargados, con el propósito de imponer un Imperio en nuestro país.


Proximo capitulo:  ORIZABA Y EL BORREGO y SITIO DE PUEBLA

sábado, enero 02, 2016

Porfirio Diaz el heroe olvidado capitulo XII

INTERVENCION FRANCESA
DEL 31 DE OCTUBRE DE 1861 AL
20 DE ABRIL DE 1862.

Entretanto se habian preparado en  Europa graves sucesos en contra de México, el Emperador Napoleón III,  deseaba establecer un imperio en México, lo cual le daría grandes influencias en este hemisferio, pues México quedaría como una dependencia suya,  España deseaba también establecer una monarquía en México con un principe español en el trono e Inglaterra no deseaba quedar fuera de una empresa tan importante que podría darle beneficios.  Estos paises estaban empeñados en intervenir en los asuntos internos de México por medio de las armas tomando como pretexto la Ley expedida por el Congreso Mexicano el 17 de julio del año anterior que había suspendido por dos años, el pago de las deudas que nuestro país había contraído con dichas naciones.


El 14 de diciembre de ese mismo año, llegaron a Veracruz los primeros barcos españoles que conducian el contingente de su país comandados por el Almirante Don Joaquín Gutiérrez  y Ruvalcava.  El 17 de diciembre fue ocupada la Ciudad de Veracruz, que había sido abandonada antes por el Gobierno Nacional.  Poco despues llegó el General Prim, como Jefe del Contingente militar español, que debía componerse de seis mil españoles, el francés de tres mil y de setecientos marines el inglés.

La llegada de los españoles antes de las otras naciones disgustó a éstas y determinó al Gobierno francés a mandar tres mil hombres más.

El General Don Manuel Doblado, Secretario de Relaciones del Gobierno Nacional, salió de México para conferenciar con los paises inconformes, al percatarse que no estaban muy de acuerdo entre ellos, se aprovechó de esta circunstancia, y firmó un convenio preliminar  en la Soledad el 19 de febrero de 1862 con el fin de que se arreglaran las dificultades en forma amistosa, y el Gobierno de   México permitió a las fuerzas aliadas ocupar Córdova, Orizaba y Tehuacán, con la condición de que si las negociaciones  no tuvieran un resultado satisfactorio regresaran las fuerzas aliadas a su campamento de Paso Ancho, en el camino de Cordova y Paso de Abejas en el de Jalapa.

Este convenio fue firmado por todos los interesados y en consecuencia, las tropas españolas ocuparon Cordova y Orizaba, los franceses Tehuacán y los marines ingleses permanecieron en sus buques en Veracruz.  En los primeros días de marzo, desembarcó en Veracruz el Conde De Laurencez, Comandante en Jefe del contingente frances.  Las miras e intereses contrarios de cada uno de los aliados, ocasionaron una ruptura completa entre ellos, y el 9 de abril los españoles e ingleses decidieron regresar a sus paises, y los franceses retroceder a Paso Ancho para comenzar desde allí sus operaciones militares.

Los frances expidieron En Córdoba un manifiesto el 16 de abril de 1862, en el que solicitaban abiertamente el auxilio del país en favor de sus aliados los reaccionarios mexicanos, para establecer un gobierno sólido en México y se comprometían a cumplir con las obligaciones que habían contraído por el artículo 4o. en la Convención de la Soledad, pero en vez de proceder así regresaron de Córdoba y sin llegar a Paso del Macho conforme se había comprometido y asumiendo ya una actitud amenazante proclamaron su propósito de auxiliar a los conservadores mexicanos para lograr sus ideales.

ACULTZINGO
28 DE ABRIL DE 1862.

El 23 de noviembre siguiente se organizó un cuerpo de  ejército de aproximadamente 10,000 hombres, a las ordenes del General Don José López Uraga, del cual formaba parte Don Porfirio Díaz como Mayor General de la 3a. división, que estaba a las ordenes del General Don Ignacio Mejía.  En estas condiciones marchaban para orizaba y el General en Jefe ordenó que la primera brigada de la tercera división se situara en Córdoba y como puesto de avanzado la del General Díaz en El Camarón, así como una de caballería en la Soledad.  El General Uraga tuvo algunas entrevistas con el General Prim y desmoralizado por el aparato de las fuerzas europeas que habían desembarcado, creyó que no tenía los elementos necesarios para hacer una buena defensa y lo dijo a sus soldados y al Gobierno, por lo cual fue relevado por el General Don Ignacio Zaragoza, el 21 de febrero de 1862.


Antes del relevo del General Uraga, hicieron por su orden un movimiento de avance hasta la Soledad, con toda la masa del ejército, porque creyó que el enemigo se había movido de Veracruz hacia éllos, no habiendose realizado este temor, el General Zaragoza, mandó que volvieran  a ocupar sus antiguos cuarteles.  Entretanto las convenciones de la Soledad, dieron por resultado la retirada del ejército hasta Chalchicomula y la ocupación pacífica por el enemigo de las plazas de Córdova, Orizaba y Tehuacán, el núcleo principal  del ejército mexicano se colocó en San Andrés Chalchicomula con la Brigada a cargo del Mayor General Díaz Mori, reforzada por uno de los batallones de la primera, se estableció como puesto avanzado, dos baterias de batalla en la cañada de Ixtapa y Cuesta Blanca.

E 6 de marzo de 1862 tuvo lugar en San Andrés un suceso trágico causado por descuido de los jefes respectivos y del cual fue victima la primera Brigada de la Primera División compuesta exclusivamente de las fuerzas oaxaqueñas, Se dejó en un almacén donde se alojaba la brigada, una gran carga de municiones, las cuales se incendiaron en la noche probablemente  con alguna chispa de las fogatas que hacian las mujeres de los soldados para preparar los alimentos, causando la muerte de
1,042 soldados y 475 mujeres, quedando heridos más de 200 soldados y más de 500 vecinos de la población próximos al lugar del incendio.

Despues de algunos días el enemigo hizo su movimiento de retroceso, según se había comprometido, para volver a la zona cálida, con el fin de que el ejército mexicano ocupara los cerros del Chiquihuite y el Pinal.  En esa inteligencia marchaba el General Díaz a la vanguardia del ejército con la misma fuerza que había tenido en la cañada de Ixtapa.

Al llegar la vanguardia a Orizaba se le indicó ocupar el llano de Escamela,  mientras acababan  de salir de Orizaba las tropas españolas y francesas que quedaban allí. Al llegar la retaguardia del enemigo a Cordova, se destacó una pequeña columna de tropas francesas compuesta de 200 caballos e igual número de zuavos a la grupa de los jinetes, y vino rápidamente a chocar con la vanguardia, ésta se defendió heroicamente, sinembargo perecieron un gran número de soldados y caballos quedando el Teniente Coronel Don Felix Díaz, herido de un balazo en el pecho y prisionero en poder del enemigo, pero no contaban con su astucia porque al menor descuido de los franceses lo aprovechó para escapar y se internó en el bosque, llegando a Coscomatepec, donde recibió ayuda de las autoridades amigas, incorporandose dos días despues a la tropa de su distinguido hermano en Acultzingo.

Mientras tanto Don Porfirio mandaba tropas en auxilio de su vanguardia derrotada y mandaba aviso de lo ocurrido al General Zaragoza, éste venía en compañía del General Prim, que aún quedaba en Orizaba acompañado de su escolta, tanto los franceses como los mexicanos suspendieron sus fuegos al paso de los Jefes.

Luego de incorporarse el General Ignacio Zaragoza ordenó el movimiento de contramarcha, dejando al General Díaz con una pequeña fuerza para defender el camino más allá del llano de Escamola. Pasada media hora y cuando se incorporó el grueso del enemigo a su vanguardia que combatía con Díaz,  recibió ordenes de Zaragoza de incorporársele. Entonces emprendió su marcha a la defensiva hasta Orizaba y despues de salir de este punto ya no fue necesario defenderse porque no lo siguió el enemigo que pernoctó en Orizaba y la tropa liberal se quedó en el ingenio. Al día siguiente El General en Jefe dispuso que marcharan a Acultzingo.

Despues de dos días de permanencia en este punto, el General Porfirio Díaz, recibió instrucciones de que marchara con una brigada a Tehuacán, donde se pondrían a sus órdenes otras dos brigadas mandadas una por el General Mariano Escobedo y otra por el General Mariano Rojo y que con las tres marchara hacia Matamoros Izúcar con objeto de batir a las fuerzas de Márquez, que por allí venían con el propósito de reunirse al invasor extranjero.

Pernoctaron en Tehuacán donde se pusieron a las ordenes del Mayor General Porfirio Díaz, los Generales Escobedo y Rojo y al día siguiente marcharon para Matamoros, pero al llegar a Tlacotepec, recibieron nuevas ordenes en que se les prevenía contramarcha rápidamente, porque el enemigo se movía sobre Acultzingo, de donde el General Zaragoza había salido para ocupar las Cumbres colocando el núcleo principal del ejército en el lugar propiamente llamado Las Cumbres por el camino carretero, y con un fuerte destacamento de infantería,  en la altura que domina por la izquierda la carretera, mandada por el General Manuel Negrete, y otra enfrente dominando el mismo camino, mandada por el General Escobedo, que con este objeto el General Díaz lo había mandado al trote, por la cañada de Rojas, ámbos destacamentos tenían artillería de montaña.

Al incansable General Díaz, se le encomendó que cubriera con su Brigada el Puente Colorado y que con la Brigada de Rojo reforzara las Cumbres, donde estaba el Cuartel General, así lo ejecutó y al volver a ponerse a la cabeza de su brigada notó que el ejército comenzaba a retirarse en desorden, tuvo que hacer uso de toda su fuerza y don de mando, en el puente, para detener a los que huian, y los mandaba por la cañada de Ixtapa según los organizaba en columnas de 500 hombres, poniéndoles Jefes y Oficiales que escogía de entre los mismos fugitivos, pues no había de otra.  Ejecutaba esta operación el 29 de abril de 1862, cuando llegó el General en Jefe con su Estado Mayor, aprobó el procedimiento del General Díaz y despues de que pasó todo el ejército a su puesto, menos los soldados que mandaban los Generales Negrete y Escobedo, que habian tomado diversos caminos para ir a incorporarse a las fuerzas que estaban en la cañada de Ixtapa, se le dijo al General Díaz que detuviera allí al enemigo el mayor tiempo posible, mientras él podía tomar otras disposiciones. El ejército  invasor apareció en las Cumbres y en el cerro que por la izquierda domina el Puente Colorado, a medio tiro de fusil. El General Díaz había colocado su infantería cubierta en los barrancos, en condiciones de poder hacer fuego, y habían dejado descubierta la única batería que tenía y su escolta en tiradores y la caballería en segunda línea fuera de la zona peligrosa. Duró el combate hasta las diez de la noche, hasta que emprendió la marcha por orden del General en Jefe, hacía la cañada de Ixtapa, dejando sus posiciones cubiertas por la caballería.


Proximo capitulo: Puebla

"BIENVENIDO AÑO NUEVO 2016"

Salud, querídisimos amigos de todo el Planeta Tierra, mi deseo ferviente es que todos tengamos lo que necesitemos para tener una vida mejor.

Este año me fue del cocol me enferme de la chinconcuya y sus estragos me duraron varios meses, la gastritis se me agudizo y pase varios días con una dieta rigurosa, en la familia hubo varios accidentes lamentables pero afortunadamente ya están fuera de peligro, mi vecino abrió una ventana que dá a mi patio y se lo pasan juzgando todo el día, le dí prestado dinero a una conocida de hace años y se hizo rosca y no me pagó, en mis arcas entró puro aire, en fin no fue un año muy próspero, pero aun así me siento dichosa porque lo que más amo en la vida que es mi hijo está bien y en este año terminará su carrera, yo estoy vivita y coleando, para continuar recibiendo los embates de la "dulce vida", y en mis ratos libres seguir compartiendo con ustedes mis pequeños conocimientos que obtenga.

Les deseo lo mejor de la vida, antes que nada que haya salud y un chorromadral de amor y dinero, hasta la vista amigos, no dejen de leer los capítulos del General Porfirio Díaz, un verdadero héroe mexicano, olvidado injustamente por su amado pueblo.