martes, junio 28, 2016

Porfirio Diaz el heroe olvidado, Capitulo XXII

PREPARATIVOS PARA EL SITIO DE OAXACA
SAN ISIDRO
DEL 17 AL 27 DE DICIEMBRE DE 1864.

El 17 de diciembre de 1864 se reunieron en la Carbonera la columna de Curtois D´Hurbal y la de Brincourt y descendieron a Etla, El General Porfirio tenía su observación, en la Hacienda de San Isidro inmediata a Etla, la Brigada de Caballería que mandaba el Coronel Jeronimo Treviño, y su puesto avanzado en Tenexpa, cerca del enemigo, que cubria el escuadrón irregular que mandaba el Coronel Ladislao Cacho. El día 18 recibió el Coronel Don Felix Díaz, que tenía el mando por ausencia de Treviño, repentinamente aviso de que el puesto había sido forzado, y como la Brigada se mantenía con la caballada ensillada, mandó el Coronel Díaz que salieran violentamente los lanceros de Oaxaca.  Apenas habia salido el regimiento a formar fuera de la casa de la hacienda, cuando llegaba a todo escape y sufriendo grandes pérdidas la caballería del Coronel Cacho.


En un momento se chocaron las fuerzas francesas que pereguian a Cacho con los Lanceros de Oaxaca,  que se les aparecieron dentro de la polvareda que habían levantado aquellos; dando un choque tan fuerte a los cazadores de africa, que venían batiendo a arma blanca a los prófugos, que los cazadores voltearon caras instantaneamente y fueron perseguidos por más de tres leguas por los Lanceros de Oaxaca y la Legión del Norte, que salió tan pronto como pudo a tomar su lugar en la persecución.

El Coronel Díaz continuo la persecución hasta encontrar el gruso del enemigo que venía en marcha sobre el camino. Despues de un ligero cañoneo  sobre nuestra caballería, se retiró ésta a la Hacienda Blanca, sin que los francees se atrevieran a perseguirlos.

Los franceses sufrieron grandes pérdidas en ese choque en el que sucumbió el Conde de Loire.  El enemigo quedó dueño  de la Villa de Etla, haciendo al día siguiente grandes funerales a los oficiales muertos y especialmente al Conde de Loire.  En este hecho de armas se destacó por su valor el Mayor de la Legión del Norte, Don Basilio Garza.

Pasados cuatro o cinco días, el General Curtois D´Hurbal personalmente hizo un reconocimiento a los alrededores de la Ciudad, con una fuerte columna de suavos, cazadores de Africa, Húsares de la Guardia y una batería de artillería, volviendo enseguida a su campamento de Etla.

Despues de algunos días el General Diáz, se enteró que el General Bazaine se dirigía para Etla por el camino de la Mixteca, con una escolta de 500 suavos, media batería de cañones y 300 caballos, Al General Díaz, le pareció que la Brigada de Caballería podía prestar un importante servicio, batiéndolo antes de que se incorporara al núcleo de tropas que ocupaban Villa de Etla, y dió ordenes con ese objeto al Coronel Treviño, quien se dirigió con su Brigada al encuentró de Bazaine: pero en la noche, víspera del día en que debía encontrarlo y batirlo, desapareció el Coronel Treviño con la Legión del Norte y Lanceros de San Luis, estando cerca de Tamazulapan, donde pernoctaba Bazaine, y e dirigió con la fuerza que le acompañaba a la Sierra de Tetela, del Estado de Puebla.

El Coronel Félix Díaz que se encontraba acampando a corta distancia con su regimiento y con el escuadrón  Cacho, no tenía noticias del movimiento del Coronel Treviño sino hasta que amaneció, que eran precisamente los momentos en que ya el General Bazine y su escolta se ponían en marcha, y nada serio pudo ejecutar porque quedó reducido a su regimiento que contaría 400 caballos y al escuadrón Cacho que tendría unos 60, y no se explicaba la ausencia del Coronel Treviño con la mayor parte de la fuerza. En consecuencia se retiró a la vanguardia del enemigo, tiroteándolo durante algunas horas, y despues tuvo que caminar a campo traviesa sobre la sierra, para evadir el encuentro con otra caballería francesa, procedente de Oaxaca que había salido para proteger a Bazaine.

Desde entonces los liberales ya no contaron con el auxilio de la caballería fuera de la Plaza, porque la que quedaba a las órdenes del Coronel Díaz, era muy poca para emprender operaciones de resultado práctico. Para salir de la penosa disyuntiva entre el sitio y el abandono de la plaza, el General Díaz discurrió un plan seguir haciendo todo los preparativos de sitio, pero no con el propósito de llevarlo a cabo sino de librar una batalla campal al llegar el invasor a la plaza. Se le ocurrió que una línea de batalla apoyando la derecha en el Fortín de la Soledad que estaba artillada y a la iquierda en el Monte Albán estaría  en muy buenas condiciones de combate porque haría todo su movimiento de reservas. provisión de municiones y servicio de ambulancia dentro de la ciudad, a cubierto de la vista y de los fuegos del enemigo. Si en esa batalla eran vencidos, habrían perdido en combate su artillería pesada y sus municiones, como de todos modos no podrían llevar, habría sido consumida en perjuicio de los franceses. Si dejar de contar con una victoria tan posible como la del 5 de mayo de 1863, si al fín eran derrotados, los restos que pudieran salvar serían visibles y ligeros, propios para la guerra de montaña que los esperaba.  Con objeto de proponer este plan y sus detalles invitó al General Benavides, Cuartel Maestre de Cuerpo d eEjército , para que lo acompañara a caballo un día a las seis de la mañana, y lo discutieron estando solo los dos, porque como se comprende para alcanzar éxito su plan necesitaba ser desconocido y inesperado del enemigo, y para que lao fuera era necesario que lo ignoraran tambien los subordinados hasta el momento de ejecutarlo.  Una vez propuesto el plan con sus detallesque sería muy tedioso enumerar aquí, pero que lo hacían muy aceptable, lo objetó el General Benavides por falta, en su concepto, de expedición en la maniobra de las tropas, si se tenía en cuenta que se trataba de combatir a campo raso contra soldados de merecida fama, bajo el aspecto de su movilidad, pues debían proteger a sus soldados con las fortificaciones construídas con tanto trabajo, para compensar la diferencia de disciplina en la que, con pena, era necesario conceder superioridad a los franceses.

En las conferencias militares que acostumbraba dar el General Día a los Generales y Jefes, comenzó a notar que se acentuaba la opinión en favor de la defensa, y en contra de su idea: como el asunto se traía a cuestión con poca naturalidad y que las razones aducidas eran las mismas, expuetas por el General Benavides, lo cual le hizo sospechar que no había sido él tan reservado como debiera.     Despues de esto no le quedó más recursos que aceptar el sitio, y con la determinación que le caracterizaba se preparó a la defensa pese a contar con solo 2,800 hombres, pues el Coronel Jerónimo Treviño se marchó con la Legión del Norte y lanceros de San Luis.
                                     

SITIO DE OAXACA POR EL JEFE
BAZAINE
AGUILERA
DEL 28 DE DICIEMBRE DE 1864 AL
9 DE FEBRERO DE 1865.

Dos o tres días despues del reconocimiento por el General Curtois d´Urbal, se movió toda la fuerza frrancesa y traidora y comenzó a establecer su sitio de contravalación.  El General Bazaine llegó a  su campamento sobre Oaxaca el 15 de enero de 1865 y asumió desde luego el mando en Jefe.

Los franceses ocuparon primero lo que éllos llamaban primer dominante, y cuyo nombre vulgar es el cerro Pelado Grande, el Monte Alban y el pueblo de Xoxo, y seguirian ocupando la línea no con resistencia decisiva, pero si con pequeños tiroteos por parte de la plaza, que tendían a impedir o dificultar sus obras hasta cerrar su línea en San Felipe del Agua, que ocupó el General Jeanningros con los batallones Cazadores de Africa de a pie y Legión Extranjera.

El General Bazaine estableció su Cuartel General, al comenzar el sitio, en el pueblo de San Jacinto de Amilpas, y cuando lo hubo estrechado lo trasladó a la Hacienda de Montoya.  A ojo de buen cubero las fuerzas que tenía Bazaine al cerrar el sitio ascendería a unos 9,000 hombres del ejército frances y cosa de mil traidores a la patria, siendo los ultimos de caballería.  Al perder el General Díaz su caballería por culpa del General Treviño, se quedó con solo 2,800 hombres.

La fuerza sitiadora se aumentó en los ultimos días del sitio, porque sin duda cuando el General Bazaine hubo estrechado su línea y adelantado sus obras de aproche y tal vez fijado día para el asalto, comenzó a detener a su gente que llegaban como escoltas de los convoyes que se les enviaban, que eran partes gruesas porque el Coronel Felix Díaz los hostilizaba en el camino, en téminos que al fin del sitio la fuerza sitiadora había aumentado considerablemente lo mismo que su material. pues tenía hasta morteros de 14 pulgadas.

Durante el mes de enero de 1865, cuando el General Jeanningros, ocupaba el pueblo de San Felipe con un batallón de cazadores a pie y otro de la Legión Extranjera, surgió una disputa por la Hacienda de Aguilera que estaba entre la Ciudad de Oaxaca y San Felipe del Agua pero más cerca de la ciudad que del pueblo, que no había sido ocupada por las fuerzas liberales, porque el personal disponible era poco y apenas bastaba para defender el area de la ciudad.  Sin embargo, como la hacienda quedaba entre ambos combatientes, sus dueños y vecinos la habían abandonado, y eso dió motivo a que la plebe, y entre ella algunos soldados, comenzaran a extraer las semillas que había en ella.  Con este motivo el 22 de enero de 1865 el General Jeanningros mandó unas compañías que batieran a los que saqueaban la hacienda o tomaran posesión de ella; pero como al ocuparla sin resistencia, pues aunque entre la masa desalojada había algunos soldados que estaban desarmados, hizo alarde de victoria.  Al General Díaz no le gustó esta actitud y pensó que si no le apagaba su orgullo infundado, sus soldados se desanimarían y entonces mandó al Mayor Don José Guillermo Carbó con la compañía de granaderos del 1er. batallón de Sinaloa, y la 3a. del de Juárez, a desalojar a los franceses de la hacienda de Aguilera.  Hubo un combate en el que sufrieron grandes pérdidas por una y otra parte, pero al fín quedaron desalojados los franceses y rechazado un auxilio considerable que de San Felipe del Agua mandaba el General Jeanningros. Como nunca entró en sus planes la defensa de la hacienda de Aguilera la mandó abandonar en la noche cuando ya nadie la disputaba.

Los estragos que causaban en la fuerza sitiada los frecuentes combates que tenían por objeto impedir los aproches, y el bombardeo constante que el enemigo sostuvo sobre la plaza, así como la noticia de la pérdida de la caballería y de la defección de la guarnición que había dejado en Tehuantepec a las órdenes del Coronel Remigio Toledo y los trabajos de los liberales renegados, desmoralizaron de tal manera a la tropa al mando del General Díaz, que llegaron a desertarse guardias enteras hasta con sus comandantes.

En los primeros dias de febrero el General Díaz recibió comunicaciones de los Jefes que defendían los principales punto, en los que le decían que no respondían de la situación, que era imposible con fuerza tan pequeña y desmoralizada resistir un ataque de un número tan fuerte y bien armado que era el enemigo, sobre todo cuando en los últimos días ya no había viveres de ningún género, pero que si no disponía otra cosa sucumbirian cumpliendo con su deber, solamente el Coronel Don Juan Espinosa y Gorostiza que defendía el convento de la Soledad y la línea de que dicho convento era centro, no le dirigió nunca una queja, no obstante que su situación era idéntica a la de los demás.      

El día 8 de febrero de 1865, se les agotaron por completo las municiones de guerra y los viveres de los ombatientes y de las familias que quedaron dentro de la plaza sitiada, en este estado de completa desmoralización, le pareció al General Díaz que no debía permitir que corriera más sangre en el último asalto así que con mucho dolor se decidió entregar la Ciudad de Oaxaca.

Proximo capitulo: RENDICION DE OAXACA y CONDUCCION A PUEBLA COMO
PRISIONERO DE GUERRA

sábado, junio 11, 2016

Porfirio Diaz el heroe olvidado, Capitulo XXI

INVITACION DEL GENERAL URAGA
PARA SERVIR A MAXIMILIANO
DEL 1o. DE MARZO AL 27 DE NOVIEMBRE
DE 1864.

Un día se presentó ante el General Díaz, en Oaxaca, el Lic. Manuel Dublán, siendo portador de una carta de Don Juán Pablo Franco, que fungía como Prefecto Superior Político del Estado, nombrado por Maximiliano, en la que le hacía proposiciones para que se adhiriera al Imperio, ofreciéndole que conservaría el mando de los Estados que formaban la Línea de Oriente, y que no se mandarían a ellos fuerzas extranjeras. El General Díaz se indignó de ver que no obstante sus relaciones personales y de familia con Juárez y las distinciones que había recibido del Partido Liberal, se prestara Dublán a hacerse instrumento de esa invitación, y considerándolo como enemigo, mandó ponerlo preso, para fusilarlo  despues como espía, Don Justo Benitez que era condiscípulo y amigo de Dublán se empeñó grandemente por salvarlo y accediéndo a su petición Don Porfirio consintió en dejarlo en libertad, con la condición de que saliera del Estado y del País rumbo a Guatemala. En vez de hacerlo así, se quedó en Tehuantepec por varios días pretextando enfermedad, y permaneció allí, hasta que regresó de su expedición a Chiapas el General Salinas, de quien era amigo y lo trajo a Oaxaca. Le ordenó entonces que permaneciera en Tlacolula.  Tal vez esto contribuyó a que despues de la ocupación de Oaxaca por el General Bazaine, el Licenciado Dublán sirviera abiertamente al Imperio, pues aceptó y desempeñó en la citada ciudad un empleo de Maximiliano. Don Manuel Dublán, Don Luis Carbó, Don Ramón Cajiga y otros que habían sido liberales, fueron de los que más daño le hicieron al General Díaz durante el sitio, fomentando el descontento y la deserción entre sus soldados, afortunadamente el Licenciado Dublán, sobrevivió lo bastante a esos sucesos, para reivindicarse hasta donde era posible, poniendo su clara inteligencia al servicio de la República en una ocasión oportuna y con muy buen éxito.

El General Don José López Uraga que mandaba fuerzas nacionales se había pasado al enemigo y tenía algún empleo cerca de la persona de Maximiliano, le envió a su ayudante al General Díaz, el Coronel Luis Alvares que años antes había sido Jefe de su Estado Mayor y estaba entonces sirviendo al Imperio, con una carta fechada en México el 18 de noviembre de 1864, en que lo invitaba a seguirlos en su defección, y le ofrecía dejarlo con el mando de los Estados de la Línea de Oriente y que no se mandaría a ellos soldados extranjeros, solo en caso de que él los pidiera, y aunque era verdad que Don Porfirio le había tenido mucha estimación y respeto al General Uraga, esa circunstancia no lo hizo vacilar absolutamente en el cumplimiento de su deber porque con su conducta había perdido para él toda consideración.
Le pareció, pues, que era oportuno, para templar mejor el ánimo de sus subordinados, hacer de su conocimiento la invitación que le hacía Uraga, y con tal motivo citó a una junta a los Generales y Coroneles que tenían colocación en sus filas; les dió conocimiento de la carta del citado General, y partiendo de su respuesta que fue enérgica y caballerosa, redactó la respuesta el 27 de noviembre que mandó con el citado Coronel Alvares, advirtiendo al General Uraga que un segundo enviado cualquiera que fuese su misión, sería tratado como espía y pasado por las armas. Dirigió en la misma fecha una circular a los Gobernadores y Jefes Militares de la Linea de Oriente, poniendo en su conocimiento lo ocurrido.

PATENTES DE CORSO
DEL 15 DE NOVIEMBRE DE 1864 AL 31
DE DICIEMBRE DE 1865.


Estando en Oaxaca el General Díaz, se le indicó, por una casa de San Francisco California, que si podía firmar una o más patentes de Corso para hostilizar al comercio francés, le facilitaría armas y otros eleméntos de guerra que necesitaba urgentemente y que tenían entonces gran valor para él.  Con este objeto escribió al Ministro de México en Washingtón el 15 de noviembre de 1864, suplicándole solicitara del Gobierno Federal me autorizara para que expidiera ese género de patentes o le remitiera algunas en blanco. Esta solicitud fue favorablemente aceptada por el Gobierno Federal, quien mandó desde el Paso del Norte a la Legislación en Washingtón , el 12 de junio d 1865, veinte patentes en blanco para que le fueran enviadas al General Díaz en Oaxaca. Las patentes llegaron a nuestro Ministro en Washington, cuando la Ciudad de Oaxaca se había rendido a los franceses y el General Díaz estaba prisionero en Puebla, por este motivo las conservó en su poder para entregarselas cuando volviera a tomar las armas en contra de la intervención, o remitirlas a su sucesor en el mando de la Línea de Oriente. Cuando el Lic. Benitez regresó de los Estados Unidos, despues de que el General Díaz se evadiera de Puebla, en diciembre de 1866, Don Matias Romero le entregó en Washington, las patentes para que se las diera al General Díaz cuando se le incorporara, y así lo hizo en efecto, pero considerando peligroso hacer uso de ellas, y no teniendo necesidad urgente de servirse de las mismas, no llegó a usarlas.


Proximo capitulo: PREPARATIVOS PARA EL SITIO DE OAXACA y SITIO DE OAXACA POR EL JEFE BAZAINE