SALIDA DE OAXACA
1860.
1860.
Durante el resto de agosto, septiembre y parte de octubre de 1860, se dedicaron las tropas a organizar la columna, que según ordenes del Gobierno Federal debian ir a Tehuacán y ponerse a las ordenes del General Don Pedro de Ampudia, quien mandaba una división de fuerzas liberales de oriente compuesta de tropas de los estados de Puebla y Veracruz. Ejecutados estos trabajos y ya un poco mejorado de su herida el Coronel Porfirio Díaz y su batallón de 1900 hombres, a las ordenes del General Salinas salieron de Oaxaca el 2 de octubre de 1860.
GARITA DE TLAXPANA.
4 DE JUNIO DE 1861.
El Gobierno Constitucional que aun permanecía en Veracruz, ordenó por conducto del General José González Ortega, que todas las Guardias Nacionales de los Estados, volvieran a sus hogares y dejaran las armas total o parcialmente según disposiciones de sus respectivos Gobiernos, por esta orden el Coronel Díaz y su tropa regresaron a Oaxaca, en ese trayecto se contagiaron de tifo y esta enfermedad se extendió por toda la ciudad. Porfis perdón por la confiancita, Porfirio Díaz estuvo muy mal por muchos días cuando recobró la conciencia se enteró que él y la brigada había sido puesta en asamblea y también que él había sido electo diputado al segundo congreso de la unión por el distrito de Ocotlán del estado de Oaxaca.
Estando en la sesión del Congreso el 4 de Junio de 1861, se tuvo noticias de que el enemigo atacaba la Ciudad de Oaxaca por la Garita de Tlaxpana, El Presidente de la Cámara recomendó a los Diputados que no se movieran de sus asientos, para en caso de que el enemigo llegara a Palacio los encontrara cumpliendo con sus deberes. ( y si los mataban se vieran muy monos sentaditos durmiendo en sus curules ji ji ji ). Siendo un hombre de acción y no temiéndole a nada (excepto a los discursos) Don Porfirio Díaz solicitó permiso para ir de inmediato en auxilio de sus camaradas que combatian a las tropas conservadoras, se le concedió el permiso, lo mismo que a otro valiente el Mayor de Artillería Don José Antonio Gamboa, que tampoco quiso quedarse con los brazos cruzados.
Se dirigieron a San Fernando donde se encontraba la brigada de Oaxaca, a las ordenes del General don Ignacio Mejía, que resistía a la columna invasora, el General Mejía, se alegró mucho de la llegada de estos importantes aliados, porque estaba sin Jefes subalternos pues unos se encontraban enfermos en sus casas y el único que le quedaba acababa de ser herido el Teniente Coronel Espinosa
Inmediatamente ordenó al experimentado militar Don Porfirio Díaz, flanquear al enemmigo para lo cual puso a su disposición la Compañía de Granaderos del Primer Batallón, quien sin pérdida de tiempo puso en marcha su plan, ordenó se marchara sigilosamente por el lado de los arcos del acueducto sin que la tierra los sintiera, pues la probabilidad de éxito consistía en que no los descubrieran, hasta salir al encuentro cuando el enemigo no los esperara y asi fue, con la sorpresa y la energía de la carga dieron por resultado la retirada de la columna invasora dejandoles muchos muertos y presioneros. una gran parte de la columna se metió en su retirada, en una plazuela que había frente a la casa de la sra. Pérez Galvez, y estaba cercada por una reja de hierro, no habíendo otra salida por lo que hicieron prisioneros a todos.
Siguiente capítulo: JALATLACO y PACHUCA
No hay comentarios:
Publicar un comentario