sábado, marzo 11, 2017

Porfirio Diaz el heroe olvidado, Capitulo XXXIV

LA CARBONERA.
18 DE OCTUBRE DE 1864.

Como la incomunicación a que se había reducido el enemigo en el sitio de Oaxaca era perfecto, El General Díaz le interceptó un pliego en el que se le avisaba que una columna de 1300 hombres, en su mayor parte austriacos y franceses reenganchados, se dirigía a auxiliar la Plaza y se recomendaba a Ornoz que se sostuviera a todo trance hasta la llegada de esa columna y que protegiera su entrada.

Seguro de que los sitiados no tenían conocimiento de la venida de ese auxilio, levantó su línea en la noche del día 16, la reunió toda en la hacienda De Aguilera, y atravesó por encima de los cerros, para no dejar huella por el camino nacional, emprendió la marcha para Etla, con objeto de proteger a una pequeña columna que venía a las ordenes del General Don Luis Pérez Figueroa a  incorporársele por el camino de Teotitlán; y como el que seguia el enemigo se reúne con el que traía la Brigada Figueroa, en un punto cerca de La Carbonera, era muy posible que fuera batido antes de que se le incorporara.  No pasó esto así, porque el General Figueroa llegó a San Juan del Estado a las nueve de la mañana del día 17, casi en los momentos en que El General Díaz llegaba al mismo pueblo para proteger su marcha.

Volvió a Etla con toda  su fuerza, incorporado ya Figueroa, y ejecutó un movimiento de retroceso con toda la caballería hasta la Hacienda Blanca, a seis kilómetros de Oaxaca, para hacer creer al enemigo que volvían a establecer el sitio; pero despues de media noche  salió de la Hacienda Blanca habiendo anticipado sus ordenes para que la infantería y artillería marcharan para La Carbonera, tomando el camino de Tenexpa y Huitzo.

Alcanzó la columna al salir de Etla y poniéndose a su cabeza, marchó con ella a paso bastante acelerado hasta La Carbonera, porque temía que el enemigo ocupara ese punto antes que él, en cuyo caso lo batiría en descenso, ventaja que él quería alcanzar sobre el enemigo; y aunque no pudo lograrla del todo, porque llegaron simultáneamente a la meseta de La Carbonera, que es el punto más elevado de la montaña, tomó poseciones adecuadas para batirlo en la principal eminencia donde tenía colocada su artillería y sobre la marcha ordenó que una pequeña columna, a las ordenes de Coronel Don José Segura y Guzmán, hombre muy conocedor del terreno, para que sin tomar parte en el combate, se situara a la derecha del enemigo detrás de una pequeña eminencia y con una barranca de por medio, procurando no ser visto ni sentido, estuviera listo para cortarle la retirada al enemigo cuando se le ordenara, operación que favorecía  grandemente una curva que acercaba a Segura el camino por donde tenian que retirarse.

Formó la primera línea poniendo al Coronel Felíx Díaz en el centro, al General Figueroa a la derecha
y al Coronel Fidencio Hernández a la izquierda.  La caballería  mandada por el General Vicente Ramos, formó la segunda línea.  Aun no acababa de colocar sus tropas cuando el enemigo destacó una intrépida cadena de tiradores franceses que avanzaron muy cerca de su línea, sin que pudiera impedirlo, el fuego de los suyos y su artillería. Fue necesario hacer un ataque formal con dos pequeñas columnas, y esto ocasionó que el enemigo emprendiera un ataque decisivo sobre ellos. No obstante que el General Díaz reforzó sus columnas con otras nuevas, fueron obligadas a retroceder por el empuje del enemigo, bien sostenido por su caballería que en su mayor parte era hungara.

Metió entonces al combate toda la reserva que le quedaba, lo mismo que la caballería que había abrigado en un torno de la carretera, y en cuanto el enemigo llegaba desordenado a su base de operaciones, que consistía en una pequeña reserva de artillería, el General Díaz, movió por medio de un toque combinado, al Coronel Segura quien según sus instrucciones debía atacar al enemigo por la espalda comenzando por cortar la carretera que era su única retirada,y su ataque vigoroso por el frente determino la fuga de la caballería traidora y una parte de la humgara, dejando en el campo de batalla cinco cañones y y retirandose todos los soldados en loca carrera.

Les hicieron una persecución de más de cuatro leguas obteniéndo otro cañón  que aún les quedaba y 700 prisioneros en los cuales había muchos oficiales austriacos de infantería.

La caballería, lo mismo la mexicana que la hungara se escapó en su mayor parte, con exepción de 30 a 40 hombres que por haber perdido el camino, fueron capturados en la selva por paisanos armados y dos días despues conducidos a Oaxaca.

La fuerza al mando del General Porfirio Díaz, se componía de cosa de 1600 aguerridos soldados que pelearon como leones y la enemiga contaba con 1300 hombres, seis cañones rayados de 7 cm. del sistema austriaco, mientras  que la artillería de los liberales consistía en dos obuses lisos de montaña, sistema grigoval y pedrero contrahecho.

Toda la oficialidad de infanteria fue hecha prisionera.  Entre los prisioneros había mas de 20 oficiales austriacos.

QUINTO SITIO Y TOMA DE OAXACA
DEL 20 AL 31 DE OCTUBRE DE 1865.

El 19 volvió El General Díaz a Huitzo y el 20 a Oaxaca para restablecer el sitio.

La primera noticia que tuvo de Oronoz de que venía a auxiliado una columna  y que había sido derrotada,  fue una de las circulares que mandó el General Díaz a todos los poblados para que le mandaran hombres y camillas para conducir a los heridos.

Oronoz se enteró naturalmente de que había tenido lugar un reñido combate; pero dudaba de su resultado h había ordenado al Jefe que mandaba el Fortín de la Soledad, que cuando alguna columna de tropa se acercara a la ciudad, disparara, como aviso a la plaza, si era amiga, tres tiros de cañón consecutivos, y si era enemiga, un solo tiro con bala en la dirección en que se presentara la columna.

Como los jefes republicanos formaron en la primera columna a los prisioneros austriacos y estos portaban uniforme rojo, el Jefe del Fortín de la Soledad creyó que habían triunfado los austriacos, y avisó la presencia de una columna amiga, equivocación que no tardó en darse cuenta cuando cuando los vió más cerca. Los republicanos reocuparan sin que el enemigo opusiera demasiada resistencia, toda la línea que había ocupado antes, con muy poco trabajo y con tiroteos que duraron hasta la media noche, haciendo, haciendo desfilar a los prisioneros y sus respectivas escoltas por el centro de la ciudad, para reparar la moral de ésta, y alojandoles en el panteón  que está ubicado en el lado oriente.

Al día siguiente el mejor soldado de México, claro está El General Porfirio Díaz, bueno sigamos con lo que sigue,  siguió extrechando el sitio, y cuando se preparaba a asaltar el Fortín de la Soledad, como operación preliminar, y asaltar en seguida la Ciudad, el enemigo tocó parlamento. y le propuso la entrega de la Plaza mediante algunas condiciones, a lo que el General Porfirio Díaz contestó que sólo aceptaría su rendición incondicionalmente.  Así se la ofreció por medio de un parlamentario y nombró en comisión para el arreglo de los detalles de capitulación al General Figueroa y a los Coroneles Manuel González y Feliz Díaz. El enemigo se rendió a discreción el 31 de octubre. Entonces Incluyó toda la tropa de Oronoz en sus batallones y estableció prisiones convenientes para los Jefes y Oficiales.

Al ocupar la Plaz de Oaxaca, el ilustre General Díaz, dió el cargo de General, usando la autorización que le había concedido el Gobierno Federal y por necesitar de Jefes de esta Graduación, a los Coroneles Manuel González y Faustino Vázquez Aldana, no habiéndo hecho lo mismo con el Coronel Díaz, por ser su hermano, sin embargo de que se lo suplicaron los Coroneles ascendidos; pero habien este hecho llegado a oidos del Gobierno Federal, le mandó de San Luis el despacho de General Graduado para su hermano, que si lo merecia pues luchó con entusiasmo y valor en muchas batallas acompañando a su  famoso hermano.

El General Díaz, permaneció en la Ciudad de Oaxaca ocupado preferentemente en organizar sus fuerzas hasta el 12 de diciembre de 1866, en que salió para Tehuantepec, pero dejemos que sea el mismo quien nos cuente el motivo de su visita a esta población.


"Habiéndo tenido ocasión de notar en el curso de la campaña, el estado de atraso  que guardaba en el país la educación de la mujer, lo cual la hacía egoísta, y la grande influencia que élla naturalmente ejercía sobre el hombre, pues en muchas ocasiones era bastante para entibiar el entusiasmo de mis soldados y hacerlos desistir de su propósito de pelear por la Independencia de su Patria, me pareció que tenía el deber de promover su educación, y con este objeto, al ocupar a Oaxaca, después de la rendición de Oronoz, y sin embargo de la grande escacez de recursos con los que luchaba y de la necesidad de aplicarlos de toda preferencia los muy pocos de que podía disponer a la organización del ejército con que intentaba hacer mi campaña contra Puebla y México,  Establecí el 2 de diciembre de 1866, una Academia de educación secundaria para niñas, que fue la primera que se organizó en los Estados, y tuve la satisfacción de instalarla el 15 de enero de 1867 y he tenido el de verla después prosperar y producir muy buenos resultados, pues ella ha mejorado grandemente la condición moral e intelectual de la mujer en Oaxaca."

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Porfirio Diaz el heroe olvidado, Capitulo XXXIII

MIAHUATLAN
5 DE OCTUBRE DE 1866.

Vuelto a su campamento de Tecomatlán, nuestro héroe olvidado, emprendió otra vez la marcha por el rumbo de las Andallas, mandando a su hermano el Coronel Felix Díaz, por la vía más corta a colocarse al norte del Estado de Oaxaca, apoyandose en el cerro de San Felipe del Agua, con orden de amagar seriamente la plaza si el enemigo la debilitaba sacando alguna tropa en su persecución, y ofreciéndole que él haría una cosa semejante por el sur en los casos que él fuera perseguido por el enemigo, porque si no le era posible en esas acometidas tomar la ciudad, a lo menos serviría para distraer a la columna que lo persiguiera o viceversa.

En cumplimiento de esta combinación hizo su marcha, de las Andallas a Peras y de Peras a Huajolotitlán, llegando hasta Zimatlán, donde pernoctó y supo que una fuerte columna mandada por el General Oronoz, salió en su persecución.

 Evadiendo el choque del enemigo se dirigió a Ejutla y allí permaneció hasta que Oronoz se movió de Zimatlán y entonces la fuerza a su mando ocupó Miahuatlán. Permaneció el enemigo dos o tres días en Ejutla y él en Miahuatlán, (a pa nombrecitos de estos pueblos).

El 3 de octubre de 1866, sus vigías que se habían descuidado (lo dicho no se puede confiar en nadie)   llegaron corriendo a avisarle que el enemigo se acercaba, cuando ya casi lo tenían encima, muchos de los soldado se encontraban limpiando sus armas para pasar revista y por ese motivo había muchos fusiles desarmados, el General Díaz,  mandó que violentamente se armaran, que la tropa se pusiera en estado de recibir órdenes y que se cargaran las mulas con los bagajes y que cuando todo esto estuviera hecho el Coronel González emprendiera su marcha con toda la infantería por el camino de Cuixtla, que es montañoso, y él con su Estado Mayor y su escolta resolvió salir inmediatamente al encuentro del enemigo, dejando órdenes que luego que estuviera ensillada y lista la caballería siguiera su movimiento y que recibiría ordenes al incorporársele.  Siguió su marcha hasta una colina que parte por la mitad la carretera para Oaxaca que distará como un kilometro de la plaza de Miahuatlán. Su escolta y ayudantes fueron colocados en línea de tiradores sobre la cumbre de la colina; y como el enemigo no podía ver lo que había detrás de ella, creyó que allí había fuerza con quien tenía que combatir, hizo alto y monto sus obuses de montaña.

En esos momentos apareció la columna de caballería de las fuerzas liberales saliendo por una de las calles principales del pueblo y en ese instante lo vió bien el enemigo aunque lo perdía de vista a proporción que se acercaba a la colina, con muy poca diferencia comenzó a salir por el camino de Cuixtla la infantería que mandaba el Coronel González. El enemigo naturalmente creyó entonces que se trataba de una retirada y que la  presencia de Diaz cortando, el camino, no tenía más objeto que dar tiempo a la infantería para que se alejara de aquel lugar.  En consecuencia,  reunió su caballería que había colocado a los dos costados de la infantería y comprendiendo el General Díaz que iba a darle una carga decisiva, ordenó al General Ramos que por la misma calle por donde había llegado volviera a la plaza y saliera a juntarse con el Coronel González que debía esperar en la loma por la que iba desfilando.

Tocó alto frente al Coronel González y destacó un ayudante con orden de traerle 50 hombres de infantería de los que por no haber ascendido a la colina no estaban a la vista del enemigo y que los condujera por dentro de la barranca, a fin de que pudieran llegar cerca del camposanto del pueblo, sin que el enemigo los viera.  En el movimiento de retroceso del General Ramos, El General Díaz le incorporó su escolta y su Estado Mayor y se quedó sólo con el clarín, en una de las bocacalles del pueblo, por donde tenía que pasar su caballería y en seguida la del enemigo.

La caballería de los imperialistas cargó resueltamente sobre la de los liberales en su retirada y cuando pasaron por donde estaba el General Díaz, y cuando ya comenzaba a hacer uso hasta de armas blancas y puños, contra los soldados de retaguardia, apareció en momentos oportunos una partida de paisanos de Miahutlán armados y organizados por su cuenta, que les hacian fuego casi a quemaropa.

Los 50 hombres que pidió al Coronel Gonzáles los  colocó emboscados dentro de una milpa, cerca de una calle por donde pasaría el enemigo, al aparecer la caballería del enemigo comenzó a recibir los disparos de los paisanos y un fuego nutrido de la infantería que estaba escondida en la milpa, y así pudo salir su caballería y atravesar la población para unirse al Coronel González.

La Caballería enemiga volvió a unirse con su infantería que formaba en batalla cerca del camposanto, haciendo frente al Coronel González con la barranca de por medio, los paisanos de Miahuatlán fueron rechazados al centro de la población con muchas pérdidas porque eran muy atrevidos y estaban ebrios. Los tiradores montañeses siguieron ocultos en la milpa, el General Díaz pasó por la barranca y se incorporó al Coronel Gonzáles en momentos en que los franceses desplegaban en cadena  de tiradores, un batallón que mandaba el Teniente Coronel  Pedro Garay, y formaba en columnas paralelas el resto de su infantería con su caballería a retaguardia.

El General Díaz dió ordenes al General Ramos de cargar sin reservas y con vigor sobre el enemigo en los momentos en que tocara tres puntos agudos despues de atención, y al Capitán Rojas que mandaba a los tiradores ocultos en el maizal que a la misma señal rompiera un fuego vivo sobre el enemigo, aproximandose hasta la orilla del plantío y sin salir de el para que no se notara lo reducido de su número. Como no tenian municiones con que sostener un combate regular, el General Díaz con su inteligencia acostumbrada,  mandó a la infantería descender a la barranca, pasar el arroyo y batir al enemigo en la ribera opuesta, y en esos momentos dió la señal convenida.

Al notar el enemigo este brusco movimiento les lanzó su caballería que fue inmediatamente arrollada y con el impulso de su propia caballería derrotada, se desorganizó su infantería y se volcaron sus cañones, a la sazón que la nuestra cargaba al sable por la espalda comenzando por apoderarse de todos los caballos y cargamento de municiones que habían quedado a retaguardia.  Sin gran dificultad recogió toda la infantería del enemigo que despues de haber tirado sus armas corría en desorden por toda la llanura, y con su caballería hiso a la caballería enemiga una persecución de tres leguas, de donde regresó entre nueve y diez de la noche y  pasó toda la noche  recogiendo los heridos y armas, dejando para el día siguiente la operación para recoger los muertos.

El General Oronoz, había huido con varios de sus Jefes y Oficiales, quedando muerto en el campo el General francés Enrique Testard, la mayor parte de los muertos eran oficiales franceses puesto que habian perdido sus caballos y no pudieron huir.  Entre los prisioneros había oficiales franceses que fueron llevados a la sierra para su custodia, y pasados por las armas los 22 Jefes y Oficiales mexicanos, considerados traidores, según Leyes vigentes.

El botín consistió  en cosa de mil fusiles, dos obuses de montaña, cuarenta y tantas mulas cargadas con municiones de infantería y de artilleria.

Teniendo en cuenta la desigualdad de sus elementos, Pues los republicanos apenas contaban con 700 hombres mal armados, desnudos, sin disciplina y con parque que no alcanzaba para sostener el fuego ni por 15 minutos y sin artillería, mientras que el enemigo tenía 1,400 hombres bien organizados, disciplinados, uniformados y bien armados,  por lo tanto esta espléndida victoria obtenida por las Fuerzas al mando del General Porfirio Díaz Mori, sobre la expedición que llegó a atacarlo en Miahuatlán,  fue muy importante pues les abrió las puertas de las ciudades de Oaxaca, Puebla y México y levantó la moral de la tropa.


CUARTO SITIO DE OAXACA
DEL 5 AL 16 DE OCTUBRE DE 1865.

El dia 5 de octubre el General Díaz,  pasó  revista de entrada a sus tropas en la nueva organización que les había dado, cambiando una gran parte del armamento por el que dejo el enemigo y en la tarde una escrupulosa revista de guerra, y el 6 en el Vergel, el 7 en Ocotlán y el 8 en Oaxaca.  A poca distancia encontró un comisionado del Coronel Félix Díaz, quien le comunicó, que aprovechando el movimiento de la columna que había salido a atacarlo, había asediado vigorosamente la ciudad por el norte, sorprendiendo una guarnición de 50 hombres de caballería que cubría la Plaza de Tlacolula y que se dirigia sobre la ciudad con el objeto de amagarla más seriamente.  En efecto, al día siguiente, según nuevo parte que recibió, el Coronel Felix Díaz había ocupado la Plaza y la parte baja de la ciudad, teniéndo reducido al enemigo a los Conventos de Santo Domíngo, El Carmen, Santa Catarina y al cerro de la Soledad.

El 8 en la noche, luego que llegará el General Díaz a la Capital del Estado, perfeccionó el sitio, ocupando la hacienda de Montoya, la Casa Mata y el Monte Pelado, y puso su Cuartel General en la Hacienda de Aguilera. había logrado estrechar al enemigo en los conventos que le servían de cuartel, hasta quedar con sólo una calle de por medio, entre su posición y la suya.

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viernes, marzo 10, 2017

Porfirio Diaz el heroe olvidado, Capitulo XXXII


HUAJUAPAM
DEL 15 DE AGOSTO AL 13 DE
SEPTIEMBRE DE 1866.

Pocos días despues de la platica sostenida entre el General Trujeque y el General Díaz, el General Don Vicente Ramos, Tenientes Coroneles Manuel Sánchez Gamboa y Antonio Gamboa y algunos otros oficiales vecinos de Itzcaquixtla, se levantaron en actitud de guerra con 40 y tantos hombres bien montados y armados, del mismo pueblo, y esto hizo que Trujeque abandonara su cuartel en Tacache y se situara en Huahuapam de León donde había una guarnición austriaca.

En esos momentos el General Díaz tuvo la fortuna de que Don Juan Ibarra, dueño de una pequeña finca en el Valle de Huamuxtitlán, le facilitara 500 pesos y que Don Mariano Ruíz de Salacayoapan, le prestara 1000 pesos, recursos que aunque pequeños, eran muy valiosos en las circunstancias que él se encontraba. Con estos recursos y el engrosamiento de su fuerza con la de Ramos que se movía para incorporarsele, emprendió su marcha y se incorporó con él en Piaxtla, del Estado de Puebla, avanzó hasta Tepeji de las Sedas y mandó una partida que fuera a sorprender en Tlacotepec la diligencia que traía la correspondencia de Oaxaca.  En esa correspondencia había entre otras, una carta de Don Francisco Zaenz de Enciso Administrador de Alcabalas de Oaxaca, dirigida al Lic. Don Manuel Dublán quien a la sazón se encontraba en Mexico sirviendo al Imperio, en que aquel le suplicaba que le situara algún dinero, en una casa donde estuviera muy seguro, aunque ganara poco interés o no lo venciara; y que le consiguiera un destino en México, cualquiera que fuera su dotación, por que eran sus palabras "ya Porfirio Díaz tocaba el territorio del Estado y cayendo él (Enciso) en manos de ese hombre, la fusilata era segura". Comprendió por esto el estado de abatimiento en que se encontraba el ánimo de todos los servidores del imperio, y esa circunstancia le inspiró la idea de adoptar en su correspondencia y algunas veces en su conducta, un tono amenazador e inexorable para todos los traidores y que le dió muy buenos resultados.

Cuando se le incorporó la partida destacada sobre Tlacotepec, las guarniciones de Tehuacán. Huajuapam de León, de Tepeaca y de Acajete, se movian simultaneamente, dando a conocer el propósito de encerrarlo  en Tepeji, la fuerza de Huajuapam era la más seria y la dejó avanzar hasta
Santa Inés. Cuando ella se puso en marcha de Santa Inés para Tepeji  y  las otras estabann ya muy cerca. emprendió su marcha por el pueblo de Atexcal, y en una marcha forzada por Chazumba y por toda la Barranca de ese nombre, fue a salir cerca de Huajuapam de León, sin haber tocado camino nacional ni vecinal.

Como su arribo a Huajuapam era inesperado, encontró en sabana toda la caballada de Trujeque que estaba en dicho punto y como su excusa por el acontecimiento de Tacache le había parecido obvia, dijo a los remonteros  que se retiraran para el pueblo y dijeran a Trujeque que  lo esperaba afuera, le dirigió una pequeña nota escrita en que  le prevenía que ensillara y se incorporara con él. Procedió así porque a más de Trujeque, había fuerzas austriacas de infantería que ocupaban las alturas de Huajuapam.

Estaba Don Porfirio tan cerca de la ciudad que a poco de haber entrado la caballada oyó tocar bota-sillas y le parecía que Trujeque iba a cumplir sus órdenes, cuando lo vió salir; no obstante que con alguna cautela tenía formada su fuerza, avanzó más de un tiro de mosquete a encontrarlo y en esos momentos rompió sus fuegos sobre su fuerza obligándolo a atacarlo y a hacerlo volver a las calles de la ciudad hasta donde el podía penetrar en su persecusión,  con mucho  peligro por los fuegos de los infantes que coronaban los edificos.


Así permaneció dos días y cuando calculó que ya era tiempo para que regresara la columna enemiga que debía haber llegado hasta Tepeji y de que estuvieran sobre de él las otras de distintas procedencias  que también lo perseguian,  se retiró por la montaña rumbo a Tlaxiaco.

La noticia de su presencia en Tlaxiaco alarmó mucho a la guarnición de Oaxaca y salió en su persecusión el Jeneral Carlos Aronoz que era el Jefe de aquella Zona Militar, con 1500 hombres de tres armas. No estaba el General Díaz en condiciones de resistir a semejante fuerza, se dirigió a Chalcatongo donde tal vez hubiera podido resistir, protegido por las condiciones del terreno  y ayudado por los indios de la montaña que todos eran fieles patriotas.

Despues de algunos días de permanecer el enemigo en Tlaxiaco, y los liberales en Chalcatongo, con mucha escazes de viveres y forraje, así como de municiones, pues llovía mucho y no era posible sacar la poca pólvora que podían elaborar, empezaron a desmoralizarse sus soldados, entre otras cosas por la inacción y a desertar en partidas,

NOCHIXTLAN
28 DE SEPTIEMBRE DE 1866, EN LA NOCHE.

El día 14 de septiembre de 1866, en la noche, al visitar su avanzada de servicio, el General Díaz se encontró que la que cubría el camino para Tlaxiaco había desaparecido.  Mandó dos ayudantes a visitar las que cubrían las otras dos vías laterales y le participaron que había pasado otro tanto con ellas.  Entonces mandó a sus ayudantes a vigilar las vías que quedaban abandonadas, y él permaneció en la directa de Chalcatongo a Tlaxiaco con su clarín, pensando en lo que haría al día siguiente para interrumpir el período de desmoralización que se iniciaba en sus fuerzas.  Cuando parecía su situación más desesperada, estaba en vísperas de obtener una serie de victorias que dieron por resultado la ocupación, en nueve meses, de la ciudad de México.

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Despues de algunos momentos de meditación, y antes de aceptar decisión alguna, que probablemente hubiera sido emprender cualquier movimiento, oyó pasos de caballo sobre el camino, y algunas voces que indicaba conversación, lo cual le hizo creer que cuando menos eran dos personas las que llegaban.  Permaneció quieto hasta que tuvo los bultos a la vista, y entonces se adelantó con su clarín a sorprenderlos, resultando que eran un hombre a caballo y un indio a quien este le servía de guía.
El de a caballo era un español llamado Eugenio Durán, a quien el General Díaz no conocia, y despues de alguna conversación que tuvo con él en la que ocultaba el objeto de su presencia en aquellos lugares, cuando se convenció de quien era él, le entregó unos pequeños pedazos de papel escrito que traía con la firma de su hermano, en que le avisaba que aprovechando el estado de debilidad en que quedó la Ciudad de Oaxaca con la salida de Oronoz, le amagaba tan cerca, que pocos días antes había penetrado  por las calles de San Juán de Dios hasta la Plaza del mercado, poniendo en gran alarma a toda la ciudad y obligando a la pequeña guarnición de Oaxaca a meterse detrás de trincheras lo mismo que a la policia.

Entonces supo que su hermano estaba en el país y que se encontraba en actitud guerrera, pues creía que se hallaba todavía en los Estados Unidos.  Agregaba Durán que con motivo de las maniobras de su hermano Felix que seguramente había llegado la noticia al enemigo que ocupaba Tlaxiaco. Este se movia violentamente hacía Oaxaca y era probable que en esos momentos, que serían entres tres y cuatro de la mañana, el enemigo estaría retirandose de Tlaxiaco. Con esta información ya no se cuidó más de los caminos, subió rápidamente al Cuartel General  en compañíaa de Durán; antes de llegar mandó a tocar diana y en seguida llamada de honor. Acudieron a su alojamiento con toda prontitud los Jefes y Oficiales, les leyó los papeles que acababa de recibir, les manifestó que el enemigo abandonaba Tlaxiaco, en esos momentos y mandó a dar el primer toque de marcha.

Los liberales ocuparon a Tlaxiaco entre 10 y 11 de la mañana cuando el enemigo acababa de abandonarlo. Consiguieron algunos recursos de los comerciantes y en el mismo día continuaron la marcha sobre la huella de los enemigos.  En la tarde alcanzaron algunos soldados cansados y la escolta de un oficial enfermo a quien conducian en camilla.

El hecho de haber tomado la iniciativa contra el enemigo, cambió por completo el ánimo de sus soldados y en esas condiciones emprendió su marcha hasta Yanhuitlán donde había un destacamento de cerca de 200 húngaros atrincherados que no quisieron aceptar combate fuera de sus trincheras,

Oronoz había hecho alto por poco tiempo en Nochistlán, y con este motivo el General Díaz se dirigió al pueblo de las Andalias en donde encontró a su hermano que venía procedente de las inmediaciones de Oaxaca con objeto de incorporársele, con la fuerza que había organizado.  Oronoz seguió su marcha rapidamente para Oaxaca, los hermanos Díaz pernoctaron en Tecomatlán pueblo que distaba unos ocho o diez kilometros de Nochistlán, hacia el sur y al pie de la montaña.

En la noche se enteró el General Díaz que los húngaros acuartelados en Yanhuitlán habían hecha una excursión en número de 100 caballos.  Calculando que allí podían encontrarlos, el General Díaz se dirigió a Nochistlán violentamente antes de amanecer, dejando a la infantería en Tecomatlán a las órdenes del Coronel Don Manuel González.  Lo acompañó su hermano quien entre sus soldados tenía también un pequeño piquete de caballería. Llegaron a Nochistlán cuando comenzaba a amanecer y les avisaron que los húngaros habían permanecido allí pocas horas  y habían vuelto a tomar el camino de Yanhuitlán.

Apenas habían avanzado algunos pasos sobre el camino de Yanhuitlán, cuando vieron formados en una loma un escuadrón de húngaros al cual se dirigieron en son de carga, en dos distintas fracciones de las cuales Don Porfirio mandaba la principal y el Coronel Don Vicente Ramos la otra.


Tuvieron fuertes choques muy reñidos y sangrientos con los húngaros, que al fin emprendieron una marcha muy táctica y muy bien ejecutada que les permitio llegar a Yanhuitlán sin grandes pérdidas; si los soldados republicanos hubieran tenido la mitad de la disciplina de aquellos hombres, evidentemente que no hubiera escapado ninguno de éllos.  Dejaron en el campo de combate muchos hombres y caballos heridos unos y muertos otros, entre los últimos el Jefe del escuadrón, Conde de Cante.  El escuadrón de húngaros tendría 100 hombres y la fuerza del General Díaz talvez llegaba a 300, pero había gran diferencia entre la disciplina de ambas, por su parte tuvo también algunos heridos entre ellos de gravedad el entonces Mayor de Caballería Don Manuel Bueno, que despues sería Coronel de la misma arma y Diputado del Congreso de la Unión.

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Porfirio Diaz el heroe olvidado, Capitulo XXXI

CHAUTLA-TLAXIACO
DEL 9 DE MAYO AL 31 DE
JULIO DE 1866.

En los primeros días de julio de 1866, el General Díaz, se propuso tomar a Chautla, y con ese objeto se acercó a ese pueblo, no por caminos directos sino como él acostumbraba en tales casos, cortando por lugares despoblados con el fín de tomar al enemigo por sorpresa. Estando ya cerca del poblado y sin que nadie hubiera sentido su movimiento y esperándo solamente el toque de diana momento a propósito para verificar el asalto, se le disparó el fusil a uno de sus soldados y los demás que esperaban soñolientos y medios dormidos comenzaron a disparar sus armas en todas direcciones, creyendo que los atacaba el enemigo, por este error no le fue posible asaltar a Chautla y tuvo que retirarse.


Emprendió además diversas operaciones contra Tlaxiaco y otros puntos, que por no haber dado resultados importantes, a causa de los raquíticos elementos con que contaba, no considera necesario referir aquí. El General Díaz se quejaba de la falta de recursos para mantener a más soldados y comprar mas armas y municiones que le permitiera organizar mejores campañas y no simples escaramuzas como él les llama a los pequeños tiroteos que no benefician a ninguno de los combatientes.

OPERACIONES MILITARES DEL 1o. DE
JULIO AL 31 DE AGOSTO DE 1866.

Las operaciones que el General Díaz  realizó contra el enemigo durante el período que transcurrió desde la acción de Lo de Soto, está la ocupación de Huajuapam de León, que tuvo lugar el 18 de septiembre siguiente, se encuentra referido en la siguiente comunicación oficial dirigida al Ministro de la Guerra del Gobierno de la República  y una carta particular enviada a Don Justo Benitez.  La circunstancia de haber sido escritos esos documentos en momentos en que tenían lugar los sucesos a que ellos se refieren, les dan un caracter de exactitud que los hacen muy atendibles.  Tal vez hubieran desaparecido algunos de ellos, si no hubieran sido comunicados oficialmente por la Legación  Mexicana en Washington al Gobierno de los Estados Unidos, con el objeto de tener a aquel Gobierno al tanto de las operaciones militares en la República Mexicana y haber sido comunicados por el Presidente de aquel país al Congreso del mismo, a petición de la Cámara de Diputados e impresos por acuerdo de esta Cámara. A esta circunstancia se debe el haberse perdido el texto español de algunos de ellos y estar atenidos tan solo a su texto en ingles del que han sido traducidos de nuevo al español.


Xochihuahuetlán, 12 de agosto de 1866.

Querido amigo:

Llevaba algunos días de estar encerrado, dentro de un círculo muy pequeño, En esta frontera del Estado de Guerrero, fingiendo algunas operaciones pequeñas que hicieran creer al enemigo, y aun a los amigos, que eran el objeto único de mi presencia por aquí, pero mientras me ocupaba activamente y muy reservadamente de preparar un sacudimiento general desde el 3er. Distrito de México hasta Tehuantepec, esto es: todo el sur de los Estados de Puebla y Oaxaca y todo el Distrito antes mencionado.

En los últimos días de estos trabajos he llegado, también, a la parte norte del Estado de Puebla y si bien creo que mi trabajo no es una obra completa, estoy seguro de que en mi situación, bastante mala por lo monetario, no me era posible  hacer más para su perfección. Así es que bien o mal trabajado, tengo en mis manos todos los hilos, y comienzo a sacudirme hasta ahora con buena fortuna.


 Me aproximaba a Chiautla para proteger un movimiento que debía verificar una parte de su guarnición, el 14 del corriente, simultáneamente con la toma de San Juan Ixcaquistla, y según correos que he recibido en todo el día de hoy, se festinaron (apresurar o precipitar) uno y otro, porque así fue necesario para no caer en un lazo. El de Chiautla puso en mi poder 150 infantes, 50 caballos, un obús de montaña con el depósito de armamento que allí había, cuya importancia aun no conozco. El de San Juan Ixcaquistla, pone a mi disposición 40 caballos del de Flon y 150 más que se reunieron  para ejecutar la operación.

El 3er. Distrito de México también comenzó a rebullirse, y en estos momentos destaco a Leyva con una caballería para que uniforme y dirija las operaciones que se harán sentir para el Imperio hasta el 14.  Para esa fecha, Segura, con 100 infantes me entretendrá a 300 austriacos que se hallan en Huajuapam, mientras yo me apodero de Acatlán y de Tepeji.

En la misma fecha, Felipe Cruz y Romualdo Zarate, que mandan la fuerza de la montaña mixteca, se aproximarán sobre la cordillera hasta Peras, y Figueroa, que dispone de 300 infantes y 200 caballos en Cuicatlán atacará a Tehuacán, y conseguirá cuando menos que aquella guarnición y la de Puebla no se ocupen mucho de mí.

Respecto a lo que sucederá en la misma fecha por Tlaxcala, Texmeluca, Huajuapam, etc., nada debo decir aun, puesto que tú conoces ese plan, que es viejo, y que solo faltaba fijarle día para su desarrollo.  En la misma fecha, López Orozco se moverá con fuerza de la Costa Chica, por el rumbo de Zola, hasta donde pueda; y Juchitlán batirá a Tehuantepec.

No he dado participio a Garcia, porque no quiero quitarle su atención, que debe estar fija sobre Tlacotálpam. Próximamente te diré el resultado completo de este registro y la aventura que debe seguirle y entonces verás el motivo que tenía yo para no pasarme a Oaxaca,

El General Leyva, Gobernador del 3er. Distrito de México, como más inmediato a mi y animado por nuestra afinidad, se ha unido de hecho a la Línea de Oriente.  De élla recibe dirección y elementos. Procura que este hecho sea confirmado por el Gobierno.

Acabo de recibir tu  carta el 12 de Julio, pero no puedo seguir escribiendote, porque son las 2 de la mañana y me esperan los caballos ensillados y formada la tropa, por esta misma razón no puedo escribir a Romero.  Hazme favor de mostrarle ésta y saludarlo, lo mismo que a su apreciable familia.

Se me olvidaba decirte que quien ejecutó el movimiento de antier en Chiautla fue Visoso, y que batió y derrotó a Gavito Comandante Militar de dicho punto quien murió en la acción. Las operaciones de Tepeji, Acatlán y demás, las ejecuta DonVicente Ramos.

Si como dices estarás en nuestra Tierra para octubre  no seré muy atrevido al ofrecerte que para esa fecha nos veremos en Oaxaca.  Aunque Maximiliano me favorece con el armamento que reparte a los pueblos, éste no es de la mejor clase, por consiguiente, no pierdo la esperanza de cambiarlo por el que me puedas conseguir con Romero; sobre todo carezco de municiones, porque de esto si escasea mucho Maximiliano, y aunque Alvarez me da cuantas puede, no me puede dar todas las que necesito, lo cual me ponen gran dificultad, que es buena añadidura a la diferencia de mis armas con las del enemigo.

Te deseo felicidades tu hermano.- (firmado) Porfirio Díaz-
Señor Lic. D.J. Justo Benitez.-Nueva York.


República Mexicana, Línea de oriente- General en Jefe, Ciudadano Ministro: aprovechando el estado de distración en que actualmente se encuentra el ejército invasor, por las operaciones de las fuerzas republicanas en el interior del país, he dispuesto hacer un movimiento general de México, Puebla, Oaxaca, Tlaxcala y Chiapas y ha comenzado a realizarse el día 10 de los corrientes con buen éxito hasta ahora.  En ese día el Coronel Jesús Visoso, sublevó 150 infantes de la guarnición de Chiautla y derrotó con ellos el resto de la guarnición que mandaba el Traidor Gavito, incorporándoseme enseguida con su fuerza, un obús de montaña y 86 fusiles sobrantes.

El 13 del mismo mes nos hallabamos al frente de Chiautla, cuya plaza había sido recuperada por el enemigo, reforzada con la guarnición austriaca de matamoros: en ese día dos distintas ocasiones creí que el enemigo aceptaba el combate que mi presecia le ofrecía, pero que las dos ocaciones no hizo más que salir a ver mis fuerzas, sin que dejar el apoyo de la plaza fortificada.

En tal situación recibí anuncio de que el Teniente Coronel Ignacio Sánches Gamboa, a la cabeza de la población de Ixcaquixtla había batido al traidor Granados Maldonado, Prefecto de Tepeji, haciéndole 7 muertos, 26 prisioneros, quitándole 30 fusiles y dispersándole la mayor parte de la fuerza, de la cual se pasaron a nuestras filas durante el combate, 28 jinetes traidores.  Embarazado Sánchez Gamboa por su pequeño botín y perseguido de cerca por fuerzas procedente de Tepeaca, demandaba mi protección para incorporárseme, mientras el enemigo, encastillado (encuartelado) en Chiautla, no daba esperanzas de aceptar un combate fuera de sus  atrincheramientos.  En tal virtud mandé al General Francisco Leyva Gobernador del 3er. Distrito de México, con 70 caballos, para reunir las partidas republicanas que se hallan en su distrito, organizar y armar a la parte de aquel vecindario que se halla dispuesto a defender la Independencia, y establecer allí las autoridades republicanas; y con el resto de las fuerzas que está a mis inmediatas órdenes, marché para este punto, a donde se me reunió con su fuerza el expresado Teniente Coronel Ignacio Sánchez Gamboa.

Mientras esto pasa por aquí, el C. General Luis P. Figueroa ha debido amagar vigorosamente la plaza de Tehuacán por la parte norte; el Comandante de Batallón C. Felipe Cruz a la cabeza de 150 montañeses de las Mixtecas ha debido ocupar el Mineral de Peras el día 12, en la misma fecha el Coronel C. Manuel  López y Orozco ha hecho su marcha agresiva de Jamiltepec a Zola; la guarnición de Juchitán debe haberse trasladado a Tequisistlán para cortar el camino entre Tehuantepec y Oaxaca.  Espero el resultado de todas esas operaciones, que deben haberse ejecutado simultáneamente y me aprovechó del conflicto del enemigo para extender mi campo de operaciones por este lado y adquirir algunos recursos para mantener a mis soldados, lo cual servirá también para desafiar al enemigo que se halla en Puebla, por medio de marchas cerca de aquella ciudad, si como me prometo con fundamento sale a perseguirme, lo alejaré de su centro cuanto sea posible, y lo batiré sólo en el caso de estar seguro del buen resultado, pues no es ese mi objetivo, sino hacerlo de esta parte, para poner en acción los grandes elementos con que cuento en la parte norte del Estado de Puebla, en Tlaxcala y aun en la misma Ciudad de Puebla, en donde ya comienza a agitarse la insurrección.  Próximamente tendré el gusto de poner en conocimiento de usted el resultado de todas estas maniobras, en las cuales no he dado participio a las fuerzas de Chiapas, Tabasco y Veracruz, porque las primeras deben estar en los límites de Oaxaca  en  observación de las operaciones de Juchitán sobre Tehuantepec y las del General García sobre Tlacotálpam y las segundas deben conservarse siempre en guardia contra los agresores de Yucatán.


Patria y Libertad, Chiautla, 20 de agosto de 1866-(firmado) Porfirio Díaz-C. General Ministro de la Guerra-Chihuahua.

Proximo capitulo: HUAJUAPAM y NOCHIXTLAN

Porfirio Diaz el heroe olvidado, Capitulo XXX

PUTLA
INCORPORACION DE VISOSO
14 DE ABRIL DE 1866.

El General Díaz permaneció dos o tres días en Jamiltepec para poder medianamente atender a sus heridos, arbitrar algunos recursos y salir rumbo a Oaxaca sobre las huellas de Ortega; pero habiendo tenido noticias de que en Putla había un destacamento de alguna importancia, se dirigió a esa población  a campo traviesa sobre la montaña, hasta llegar al valle de Putla.


Por los primeros aldeanos que encontró en el valle, supo que el destacamento había marchado el día anterior a las órdenes de un español apellidado Ceballos, Mayor de Caballería.  Esta noticia lo animó a redoblar el paso con su Estado Mayor para ganar algún tiempo, a efecto de proporcionar viveres a la tropa  con algunas horas de anticipación.

El General Porfirio había agregado a su Estado Mayor todos los Jefes y Oficiales incorporados, a quienes no podía todavía colocar en las filas, en consecuencia, formaban un grupo de más de 30 hombres. En esas condiciones se encontraba el Capitán Carlos Pacheco, que fue despues General de División y Secretario de Fomento, el Mayor Juán de la Luz Enriquez que llegó a General de Brigada y a Gobernador del Estado de Veracruz, el Coronel Juán José María Pérez y Milicua, el Teniente Coronel Guillermo Palomino y otros muchos.

Al tocar la población de Putla en concepto de que estaba desocupada, El General Díaz vió por alguna de las calles atravesar rápidamente a un hombre con banderola roja, y le pareció que sería alguien rezagado del enemigo que permanecía alli con la intención de robar.  Entonces dividió a su Estado Mayor en fracciones, para entrar a la población por dos calles paralelas, con objeto de sorprender al que el suponía disperso, y al llegar a la plaza se encontró con el destacamente de Ceballos que, sorprendido  por su entrada rápida y simultánea, emprendió un combate inesperado, cuyo tiroteo hizo al General Franciso  Leyva que mandaba la caballería y que venía más cerca de la infantería.

Como algunos de los enemigos abandonaron la plaza en el primer choque, y el camino para Tlaxiaco, que era el que éllos se proponían seguir, comienza en ascenso desde el momento en que se sale de Putla, tuvieron la ocasión de ver la caballería de los mexicanos que se acercaba a escape y eso más bien que la presencia de los oficiales, los obligó a abandonar la población, no sin considerables pérdidas para éllos.

Habiendole avisado el General Juán Alvarez que el Estado de Guerrero, era amagado otra vez por el rumbo de Tlapa, El General Díaz volvió a dicha población y despues de algunos días, se le presentó un comisionado de Visoso, quien había sido derrotado por segunda vez y procesado por el Gobierno Imperial, ofreciéndole sus servicios, lo cual aceptó con la condición de que no viniera sólo, sino con alguna fuerza y practicando algunas operaciones que le dieran garantía de su buena fé.

Pocos días despues, Visoso salió furtivamente de Puebla, cuya ciudad tenía por prisión, y se dirigió en la noche a Chiautla, en cuya guarnición tenia simpatías.  En la misma noche previo acuerdo con la gente que formaba la guarnición de Chiautla, se sublevó ésta con Visoso, matando al Jefe Político y Comandante Militar de ese punto.

Visoso mandó a poner del conocimiento del General Díaz, ese suceso y él protegió su incorporación con una marcha hasta el pueblo de Chila de la Sal, trayendo Visoso cerca de 200 hombres y un obús de montaña.

PLATICAS CON EL GENERAL TRUJEQUE.

DEL 1o. AL 8 DE MAYO DE 1866.

Despues de que se incorporó Visoso, el General Díaz regresó otra vez a Tlapa y considerándo que su fuerza era muy pesada para vivir sobre aquellos pueblos que eran sus amigos, y sintiéndose por otra parte capáz de emprender operaciones en el Estado de Puebla promovió un pronunciamiento entre los vecinos de San Juán Itscaquixtla.  Mientras se preparaba ese movimiento, el General Trujeque que se encontraba  al servicio del enemigo acuartelado en el rancho Tacache, punto estratégico para observarlo a él y a los pueblos Itscaquixtla y Silacayoapan, pueblos muy sospechosos para los franceses, le mandó en comisión al Capitán Don Enrique Travesí, que era ayudante suyo y hermano de Don Manuel Travesi, Secretario Particular de Don Porfirio, ofreciéndole ponerse al servicio del Gobierno con toda su fuerza, y le daba como garantía, la vida de Don Enrique Travesí que quedaría como rehen con los suyos mientras, él pasaba a tener una conferencía con Trujeque en el rancho Tacache.


Como la situación comenzaba a declinar para los imperialistas y ésto era del conocimiento del General Díaz y conociéndo el carácter de Trujeque, no le pareció cierto su buena disposición, no obstante salió para Tacache, acompañado solo de un ayudante.

Al salir de Xochihuehuetlán donde estaba su cuartel general, quedaron muy alarmados todos sus subordinados de que emprendiera esa marcha sin ninguna escolta que le diera seguridad, y convinieron en seguirlo a cierta distancia para  que no los viera, el Teniente Coronel Marcos Bravo con 100 caballos de lo mejor que tenía. El General Díaz pasó la avanzada que tenía el General Trujeque sin novedad, porque no lo conocieron o porque tenían instrucciones al efecto.  La avanzada era un puesto nada más de vigilancia de cinco hombres desmontados.

Al llegar al Rancho de Tacache y en los momentos de desmontar junto a la puerta del jacal donde se alojaba Trujeque, hicieron fuego de otro que había al lado opuesto de la pequeña plaza, sobre él y su ayudante, hiriendo al caballo de éste, salieron a todo escape por donde habían entrado, forzando y evadiendo en cuanto lo permitía el terreno que era muy estrecho y seguido por gente a caballo a tan corta distancia que no pasaría de 500 metros.

Cuando corrían de ese modo por las colinas, vió fuerza de caballería que al parecer salía a cortarles la retirada.  A poco reconoció que esa fuerza pertenecía a los suyos y entonces se incorporó a ella y retrocedió la de Trujeque, al rancho de Tacache.


Acto seguido le escribió Trujeque explicandole que todo lo que había sucedido fue porque lo reconoció algún oficial de los que no estaban de acuerdo con él, quedando en duda su palabra, aunque pensaron que si hubiera sido un plan preconcebido, desde el momento de poner un pie en tierra los hubieran matado o detenido.

Proximo capitulo: CHAUTLA-TLAXIACO y OPERACIONES MILITARES DEL 1o. DE JULIO AL 31 DE AGOSTO DE 1866.