INVITACION DEL GENERAL URAGA
PARA SERVIR A MAXIMILIANO
DEL 1o. DE MARZO AL 27 DE NOVIEMBRE
DE 1864.
Un día se presentó ante el General Díaz, en Oaxaca, el Lic. Manuel Dublán, siendo portador de una carta de Don Juán Pablo Franco, que fungía como Prefecto Superior Político del Estado, nombrado por Maximiliano, en la que le hacía proposiciones para que se adhiriera al Imperio, ofreciéndole que conservaría el mando de los Estados que formaban la Línea de Oriente, y que no se mandarían a ellos fuerzas extranjeras. El General Díaz se indignó de ver que no obstante sus relaciones personales y de familia con Juárez y las distinciones que había recibido del Partido Liberal, se prestara Dublán a hacerse instrumento de esa invitación, y considerándolo como enemigo, mandó ponerlo preso, para fusilarlo despues como espía, Don Justo Benitez que era condiscípulo y amigo de Dublán se empeñó grandemente por salvarlo y accediéndo a su petición Don Porfirio consintió en dejarlo en libertad, con la condición de que saliera del Estado y del País rumbo a Guatemala. En vez de hacerlo así, se quedó en Tehuantepec por varios días pretextando enfermedad, y permaneció allí, hasta que regresó de su expedición a Chiapas el General Salinas, de quien era amigo y lo trajo a Oaxaca. Le ordenó entonces que permaneciera en Tlacolula. Tal vez esto contribuyó a que despues de la ocupación de Oaxaca por el General Bazaine, el Licenciado Dublán sirviera abiertamente al Imperio, pues aceptó y desempeñó en la citada ciudad un empleo de Maximiliano. Don Manuel Dublán, Don Luis Carbó, Don Ramón Cajiga y otros que habían sido liberales, fueron de los que más daño le hicieron al General Díaz durante el sitio, fomentando el descontento y la deserción entre sus soldados, afortunadamente el Licenciado Dublán, sobrevivió lo bastante a esos sucesos, para reivindicarse hasta donde era posible, poniendo su clara inteligencia al servicio de la República en una ocasión oportuna y con muy buen éxito.
El General Don José López Uraga que mandaba fuerzas nacionales se
había pasado al enemigo y tenía algún empleo cerca de la persona de
Maximiliano, le envió a su ayudante al General Díaz, el Coronel Luis Alvares
que años antes había sido Jefe de su Estado Mayor y estaba entonces sirviendo
al Imperio, con una carta fechada en México el 18 de noviembre de 1864, en que
lo invitaba a seguirlos en su defección, y le ofrecía dejarlo con el mando de
los Estados de la Línea de Oriente y que no se mandaría a ellos soldados
extranjeros, solo en caso de que él los pidiera, y aunque era verdad que Don
Porfirio le había tenido mucha estimación y respeto al General Uraga, esa
circunstancia no lo hizo vacilar absolutamente en el cumplimiento de su deber
porque con su conducta había perdido para él toda consideración.
Le pareció, pues, que era oportuno, para templar mejor el ánimo de
sus subordinados, hacer de su conocimiento la invitación que le hacía Uraga, y
con tal motivo citó a una junta a los Generales y Coroneles que tenían
colocación en sus filas; les dió conocimiento de la carta del citado General, y
partiendo de su respuesta que fue enérgica y caballerosa, redactó la respuesta
el 27 de noviembre que mandó con el citado Coronel Alvares, advirtiendo al
General Uraga que un segundo enviado cualquiera que fuese su misión, sería
tratado como espía y pasado por las armas. Dirigió en la misma fecha una circular a los Gobernadores y
Jefes Militares de la Linea de Oriente, poniendo en su conocimiento lo
ocurrido.
PATENTES DE CORSO
DEL 15 DE NOVIEMBRE DE 1864 AL 31
DE DICIEMBRE DE 1865.
Estando en Oaxaca el General Díaz, se le indicó, por una casa de San Francisco California, que si podía firmar una o más patentes de Corso para hostilizar al comercio francés, le facilitaría armas y otros eleméntos de guerra que necesitaba urgentemente y que tenían entonces gran valor para él. Con este objeto escribió al Ministro de México en Washingtón el 15 de noviembre de 1864, suplicándole solicitara del Gobierno Federal me autorizara para que expidiera ese género de patentes o le remitiera algunas en blanco. Esta solicitud fue favorablemente aceptada por el Gobierno Federal, quien mandó desde el Paso del Norte a la Legislación en Washingtón , el 12 de junio d 1865, veinte patentes en blanco para que le fueran enviadas al General Díaz en Oaxaca. Las patentes llegaron a nuestro Ministro en Washington, cuando la Ciudad de Oaxaca se había rendido a los franceses y el General Díaz estaba prisionero en Puebla, por este motivo las conservó en su poder para entregarselas cuando volviera a tomar las armas en contra de la intervención, o remitirlas a su sucesor en el mando de la Línea de Oriente. Cuando el Lic. Benitez regresó de los Estados Unidos, despues de que el General Díaz se evadiera de Puebla, en diciembre de 1866, Don Matias Romero le entregó en Washington, las patentes para que se las diera al General Díaz cuando se le incorporara, y así lo hizo en efecto, pero considerando peligroso hacer uso de ellas, y no teniendo necesidad urgente de servirse de las mismas, no llegó a usarlas.
Proximo capitulo: PREPARATIVOS PARA EL SITIO DE OAXACA y SITIO DE OAXACA POR EL JEFE BAZAINE
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