PREPARATIVOS PARA EL SITIO DE OAXACA
SAN ISIDRO
DEL 17 AL 27 DE DICIEMBRE DE 1864.
El 17 de diciembre de
1864 se reunieron en la Carbonera la columna de Curtois D´Hurbal y la de
Brincourt y descendieron a Etla, El General Porfirio tenía su observación, en
la Hacienda de San Isidro inmediata a Etla, la Brigada de Caballería que
mandaba el Coronel Jeronimo Treviño, y su puesto avanzado en Tenexpa, cerca del
enemigo, que cubria el escuadrón irregular que mandaba el Coronel Ladislao
Cacho. El día 18 recibió el Coronel Don Felix Díaz, que tenía el mando por
ausencia de Treviño, repentinamente aviso de que el puesto había sido forzado,
y como la Brigada se mantenía con la caballada ensillada, mandó el Coronel Díaz
que salieran violentamente los lanceros de Oaxaca. Apenas habia salido el
regimiento a formar fuera de la casa de la hacienda, cuando llegaba a todo
escape y sufriendo grandes pérdidas la caballería del Coronel Cacho.
En un momento se chocaron las fuerzas francesas que pereguian a
Cacho con los Lanceros de Oaxaca, que se les aparecieron dentro de la
polvareda que habían levantado aquellos; dando un choque tan fuerte a los
cazadores de africa, que venían batiendo a arma blanca a los prófugos, que los
cazadores voltearon caras instantaneamente y fueron perseguidos por más de tres
leguas por los Lanceros de Oaxaca y la Legión del Norte, que salió tan pronto
como pudo a tomar su lugar en la persecución.
El Coronel Díaz continuo la persecución hasta encontrar el gruso
del enemigo que venía en marcha sobre el camino. Despues de un ligero cañoneo
sobre nuestra caballería, se retiró ésta a la Hacienda Blanca, sin que
los francees se atrevieran a perseguirlos.
Los franceses sufrieron grandes pérdidas en ese choque en el que
sucumbió el Conde de Loire. El enemigo quedó dueño de la Villa de
Etla, haciendo al día siguiente grandes funerales a los oficiales muertos y
especialmente al Conde de Loire. En este hecho de armas se destacó por su
valor el Mayor de la Legión del Norte, Don Basilio Garza.
Pasados cuatro o cinco días, el General Curtois D´Hurbal
personalmente hizo un reconocimiento a los alrededores de la Ciudad, con una
fuerte columna de suavos, cazadores de Africa, Húsares de la Guardia y una
batería de artillería, volviendo enseguida a su campamento de Etla.
Despues de algunos días el General Diáz, se enteró que el General
Bazaine se dirigía para Etla por el camino de la Mixteca, con una escolta de
500 suavos, media batería de cañones y 300 caballos, Al General Díaz, le
pareció que la Brigada de Caballería podía prestar un importante servicio,
batiéndolo antes de que se incorporara al núcleo de tropas que ocupaban Villa
de Etla, y dió ordenes con ese objeto al Coronel Treviño, quien se dirigió con
su Brigada al encuentró de Bazaine: pero en la noche, víspera del día en que
debía encontrarlo y batirlo, desapareció el Coronel Treviño con la Legión del
Norte y Lanceros de San Luis, estando cerca de Tamazulapan, donde pernoctaba
Bazaine, y e dirigió con la fuerza que le acompañaba a la Sierra de Tetela, del
Estado de Puebla.
El Coronel Félix Díaz que se encontraba acampando a corta
distancia con su regimiento y con el escuadrón Cacho, no tenía noticias
del movimiento del Coronel Treviño sino hasta que amaneció, que eran
precisamente los momentos en que ya el General Bazine y su escolta se ponían en
marcha, y nada serio pudo ejecutar porque quedó reducido a su regimiento que
contaría 400 caballos y al escuadrón Cacho que tendría unos 60, y no se
explicaba la ausencia del Coronel Treviño con la mayor parte de la fuerza. En
consecuencia se retiró a la vanguardia del enemigo, tiroteándolo durante
algunas horas, y despues tuvo que caminar a campo traviesa sobre la sierra,
para evadir el encuentro con otra caballería francesa, procedente de Oaxaca que
había salido para proteger a Bazaine.
Desde entonces los liberales ya no contaron con el auxilio de la
caballería fuera de la Plaza, porque la que quedaba a las órdenes del Coronel
Díaz, era muy poca para emprender operaciones de resultado práctico. Para salir
de la penosa disyuntiva entre el sitio y el abandono de la plaza, el General
Díaz discurrió un plan seguir haciendo todo los preparativos de sitio, pero no
con el propósito de llevarlo a cabo sino de librar una batalla campal al llegar
el invasor a la plaza. Se le ocurrió que una línea de batalla apoyando la
derecha en el Fortín de la Soledad que estaba artillada y a la iquierda en el
Monte Albán estaría en muy buenas condiciones de combate porque haría
todo su movimiento de reservas. provisión de municiones y servicio de ambulancia
dentro de la ciudad, a cubierto de la vista y de los fuegos del enemigo. Si en
esa batalla eran vencidos, habrían perdido en combate su artillería pesada y
sus municiones, como de todos modos no podrían llevar, habría sido consumida en
perjuicio de los franceses. Si dejar de contar con una victoria tan posible
como la del 5 de mayo de 1863, si al fín eran derrotados, los restos que
pudieran salvar serían visibles y ligeros, propios para la guerra de montaña
que los esperaba. Con objeto de proponer este plan y sus detalles invitó
al General Benavides, Cuartel Maestre de Cuerpo d eEjército , para que lo
acompañara a caballo un día a las seis de la mañana, y lo discutieron estando
solo los dos, porque como se comprende para alcanzar éxito su plan necesitaba ser
desconocido y inesperado del enemigo, y para que lao fuera era necesario que lo
ignoraran tambien los subordinados hasta el momento de ejecutarlo. Una
vez propuesto el plan con sus detallesque sería muy tedioso enumerar aquí, pero
que lo hacían muy aceptable, lo objetó el General Benavides por falta, en su
concepto, de expedición en la maniobra de las tropas, si se tenía en cuenta que
se trataba de combatir a campo raso contra soldados de merecida fama, bajo el
aspecto de su movilidad, pues debían proteger a sus soldados con las
fortificaciones construídas con tanto trabajo, para compensar la diferencia de
disciplina en la que, con pena, era necesario conceder superioridad a los
franceses.
En las conferencias militares que acostumbraba dar el General Día
a los Generales y Jefes, comenzó a notar que se acentuaba la opinión en favor
de la defensa, y en contra de su idea: como el asunto se traía a cuestión con
poca naturalidad y que las razones aducidas eran las mismas, expuetas por el
General Benavides, lo cual le hizo sospechar que no había sido él tan reservado
como debiera. Despues de esto no le quedó más recursos que
aceptar el sitio, y con la determinación que le caracterizaba se preparó a la
defensa pese a contar con solo 2,800 hombres, pues el Coronel Jerónimo Treviño
se marchó con la Legión del Norte y lanceros de San Luis.
SITIO DE OAXACA POR EL JEFE
BAZAINE
AGUILERA
DEL 28 DE DICIEMBRE DE 1864 AL
9 DE FEBRERO DE 1865.
Dos o tres días despues
del reconocimiento por el General Curtois d´Urbal, se movió toda la fuerza
frrancesa y traidora y comenzó a establecer su sitio de contravalación.
El General Bazaine llegó a su campamento sobre Oaxaca el 15 de
enero de 1865 y asumió desde luego el mando en Jefe.
Los franceses ocuparon primero lo que éllos llamaban primer
dominante, y cuyo nombre vulgar es el cerro Pelado Grande, el Monte Alban y el
pueblo de Xoxo, y seguirian ocupando la línea no con resistencia decisiva, pero
si con pequeños tiroteos por parte de la plaza, que tendían a impedir o
dificultar sus obras hasta cerrar su línea en San Felipe del Agua, que ocupó el
General Jeanningros con los batallones Cazadores de Africa de a pie y Legión
Extranjera.
El General Bazaine estableció su Cuartel General, al comenzar el
sitio, en el pueblo de San Jacinto de Amilpas, y cuando lo hubo estrechado lo
trasladó a la Hacienda de Montoya. A ojo de buen cubero las fuerzas que
tenía Bazaine al cerrar el sitio ascendería a unos 9,000 hombres del ejército
frances y cosa de mil traidores a la patria, siendo los ultimos de caballería.
Al perder el General Díaz su caballería por culpa del General Treviño, se
quedó con solo 2,800 hombres.
La fuerza sitiadora se aumentó en los ultimos días del sitio,
porque sin duda cuando el General Bazaine hubo estrechado su línea y adelantado
sus obras de aproche y tal vez fijado día para el asalto, comenzó a detener a
su gente que llegaban como escoltas de los convoyes que se les enviaban, que
eran partes gruesas porque el Coronel Felix Díaz los hostilizaba en el camino,
en téminos que al fin del sitio la fuerza sitiadora había aumentado
considerablemente lo mismo que su material. pues tenía hasta morteros de 14
pulgadas.
Durante el mes de enero de 1865, cuando el General Jeanningros,
ocupaba el pueblo de San Felipe con un batallón de cazadores a pie y otro de la
Legión Extranjera, surgió una disputa por la Hacienda de Aguilera que estaba
entre la Ciudad de Oaxaca y San Felipe del Agua pero más cerca de la ciudad que
del pueblo, que no había sido ocupada por las fuerzas liberales, porque el
personal disponible era poco y apenas bastaba para defender el area de la
ciudad. Sin embargo, como la hacienda quedaba entre ambos combatientes,
sus dueños y vecinos la habían abandonado, y eso dió motivo a que la plebe, y
entre ella algunos soldados, comenzaran a extraer las semillas que había en
ella. Con este motivo el 22 de enero de 1865 el General Jeanningros mandó
unas compañías que batieran a los que saqueaban la hacienda o tomaran posesión
de ella; pero como al ocuparla sin resistencia, pues aunque entre la masa
desalojada había algunos soldados que estaban desarmados, hizo alarde de
victoria. Al General Díaz no le gustó esta actitud y pensó que si no le
apagaba su orgullo infundado, sus soldados se desanimarían y entonces mandó al
Mayor Don José Guillermo Carbó con la compañía de granaderos del 1er. batallón
de Sinaloa, y la 3a. del de Juárez, a desalojar a los franceses de la hacienda
de Aguilera. Hubo un combate en el que sufrieron grandes pérdidas por una
y otra parte, pero al fín quedaron desalojados los franceses y rechazado un
auxilio considerable que de San Felipe del Agua mandaba el General Jeanningros.
Como nunca entró en sus planes la defensa de la hacienda de Aguilera la mandó
abandonar en la noche cuando ya nadie la disputaba.
Los estragos que causaban en la fuerza sitiada los frecuentes
combates que tenían por objeto impedir los aproches, y el bombardeo constante
que el enemigo sostuvo sobre la plaza, así como la noticia de la pérdida de la
caballería y de la defección de la guarnición que había dejado en Tehuantepec a
las órdenes del Coronel Remigio Toledo y los trabajos de los liberales
renegados, desmoralizaron de tal manera a la tropa al mando del General Díaz,
que llegaron a desertarse guardias enteras hasta con sus comandantes.
En los primeros dias de febrero el General Díaz recibió
comunicaciones de los Jefes que defendían los principales punto, en los que le
decían que no respondían de la situación, que era imposible con fuerza tan
pequeña y desmoralizada resistir un ataque de un número tan fuerte y bien
armado que era el enemigo, sobre todo cuando en los últimos días ya no había
viveres de ningún género, pero que si no disponía otra cosa sucumbirian
cumpliendo con su deber, solamente el Coronel Don Juan Espinosa y Gorostiza que
defendía el convento de la Soledad y la línea de que dicho convento era centro,
no le dirigió nunca una queja, no obstante que su situación era idéntica a la
de los demás.
El día 8 de febrero de 1865, se les agotaron por completo las
municiones de guerra y los viveres de los ombatientes y de las familias que
quedaron dentro de la plaza sitiada, en este estado de completa
desmoralización, le pareció al General Díaz que no debía permitir que corriera
más sangre en el último asalto así que con mucho dolor se decidió entregar la
Ciudad de Oaxaca.
Proximo capitulo: RENDICION DE OAXACA y CONDUCCION A PUEBLA COMO
PRISIONERO DE GUERRA
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