sábado, noviembre 28, 2015

Porfirio Diaz, el heroe olvidado. Capitulo VII

MITLA.
21 DE ENERO DE 1860.


Luego que regresó a Juchitán de Tehuantepec, El Teniente Coronel Porfirio Díaz, se ocupó de organizar una columna con que debía ayudar al Gobierno del Estado a recobrar la Capital, que había perdido replegandose a Ixtlán, aumentó, instruyó y uniformó al Batallón Independencia tanto como era posible en tan poco tiempo y recibió del Gobernador de Chiapas, por orden de Don Benito Juárez que aun permanecía en Veracruz, una fuerza como de 70 hombres, mandada por el Coronel Nicolás Ruíz y el Teniente Coronel José María Vela, que agregó a los restos de sus compañías de cazadores y granaderos de su cuerpo, que a esa fecha apenas pasaban de 100 hombres entre las dos.


Salió de Tehuantepec, con dirección a Oaxaca, el 5 de enero de 1860. siguiendo el Camino Nacional hasta San Carlos Yautepec, distante como 35 leguas de Oaxaca, y de allí marchó hacía la derecha del camino por la cañada de Narro hasta San Lorenzo Alvarradas, para evitar que el enemigo tuviera noticias de su movimiento y para acercarse más a las fuerzas del Gobierno del Estado que debía venir a Tlacolula, a proteger su marcha e incorporarse allí.

El 20 de enero pernoctó en el monte, cerca de la población de San Lorenzo Alvarradas.  Al siguiente día, cuando emprendia su marcha para Tlacolula, notó algunos síntomas de insubordinación entre los juchitecos, y a pocos momentos el Teniente Coronel Cosme Damian Gomez, que por enfermedad del Teniente Coronel Pedro Gallegos, mandaba ese batallón, le comunicó lo que los juchitecos le dijeron, que ya habían cumplido con acompañarlo hasta cerca de Oaxaca, que era su objeto; que ya no tenía peligro; que no querían alejarse más de su pueblo, y que se proponian regresar a Juchitán.  Como esto constituia una rebelión al frente del enemigo, formó las Compañías de su batallón frente a los insurrectos, mandó a éstos terciar armas y habiendo quedado impasible todo el batallón de Juchitán y pareciéndole prudente no tomar la cuestión de una manera colectiva, se dirigió particularmente al sargento que cerraba su costado derecho y despues de darle algunos golpes lo mandó parar en la fila y le ordenó terciar. Obedeció la orden y entonces la dió a todo el batallón y fue también obedecida por todos.  La corta distancia a que se encontraba el enemigo, así como la consideración de que eran Guardias Nacionales, indisciplinados y casi rogados, no le permitió proceder con la energía debida en ese caso.

Colocó a la vanguardia la fuerza de Chiapas, en el centro a los juchitecos sublevados. y a la retaguardia a las compañías de su Batallón, dandoles ordenes a los soldados de ésta, en alta voz de modo que los juchitecos la entendieran de pasar por las armas sin más consulta a todo soldado que se atrasara en la marcha. En estas condiciones y como una hora despues de ocurrido este suceso, fue atacado de improviso por el Regimiento de Guías de Caballería que mandaba el Teniente Coronel Antonio Vidal Canalizo, el cual formaba la vanguardia de la columna de Marcelino Cobos, compuesta de 1,300 hombres, que venía de Tlacolula a batirlo, José María y Marcelino Cobos habían ocupado a Tlacolula antes de que llegara la fuerza de la sierra y el segundo había salido a encontrarlo. Recibio el primer ataque del Regimiento de Guías que pudo rechazar, quedando muertos el Teniente Coronel Canalizo y el Capitán Miguel Monterrubio, así como algunos soldados y caballos. Ocupó en seguida una colina frente a la hacienda de Xagá, cercana al pueblo de Mitla.

Derrotado el Regimiento de Guías, retrocedió hasta ser protegido por su infantería y artillería; y cuando se encontraron emprendieron formal ataque hasta ocupar la colina que  defendia la fuerza republicana y que habia dejado un tanto débil, tratando de detener a viva fuerza a los juchitecos que huyeron en esos momentos a la vista del enemigo.  Sin embargo, como los restos de granaderos y cazadores quedaban en buen estado de ánimo y muy mortificados por la conducta de los juchitecos, haciéndo un esfuerzo supremo, pudieron recuperar la colina, dejando Cobos dos obuses de montaña que constituía toda su artillería. pero los republicanos no pudieron conservar esa posición ni los obuses capturados, por ser muy reducido el número  de soldados que  había quedado y que en ese momento no llegaría a 80 hombres, pues al huir los juchitecos, se habían ido también varios de los chiapanecos y hasta algunos soldados de su Batallón, además de las muchas bajas que había tenido por muertos y heridos

Tampoco pudo llevarse los obuses pues los capturó sin mulas, y por este motivo el enemigo los recobró.  Cuando emprendió nuevo ataque en alta fuerza y no teniéndo ya elementos bastantes para resistirlo, se determinó abandonar la colina, inutilizando previamente los cañones que había tomado al enemigo.  Esta fue la primera vez que conoció la derrota en su carrera el genio militar Teniente Coronel Porfirio Díaz, que por supuesto le mortificó mucho, pero todos sabemos que en la guerra se pierde o se gana y a él despues de tantas victorias le tocó en esta ocasión perder.


SEGUNDO  SITIO DE OAXACA
DEL 1o. DE FEBRERO AL 11 DE MAYO DE 1860.


Despues de la acción de Mitla el Teniente Coronel Porfirio Díaz siguió el camino para la sierra, para incorporarse con la columna procedente de Ixtlan que debía esperarlo en Tlacolula, pero al estar ya ocupado dicho pueblo por Cobos, suspendieron la marcha.  Al día siguiente 23 de enero de 1860, se incorporó Marcelino a Cobos, no esperaron que el Gral. Don José María Díaz Ordaz, bajara a batirlos al valle sino que éllos fueron a batirlo al pie de la sierra y tuvo lugar la acción en Santo Domíngo del Valle, en el que Cobos fue completamene derrotado y mortalmente herido el General Díaz Ordaz, falleciendo al día siguiente.

Incorporado ya a las fuerzas del Coronel Salinas, el 26 de enero de 1860, el Teniente Coronel Díaz le aconsejó sitiar a Oaxaca, entrando por San Felipe del Agua, para tomar el cerro de la soledad, el Coronel aceptó la indicación y marcharon sobre Oaxaca, a la vista de la caballería del enemigo, este los atacó en varias ocasiones pero lo rechazaron y siguieron su marcha, llegaron a San Felipe el 10 de febrero de 1860, el enemigo se defendíó en el Fortín, pero se lo tomaron el 2 de febrero  y comenzaron a sitiar  la Ciudad,  no pudieron sitiarla completamente por falta de elementos, pero hicieron un semi círculo y el sitio duró del 1o. de febrero al 11 de mayo de 1860.
El 9 de marzo siguiente estando en el Fortín de la Soledad y cerros inmediatos, los conservadores hicieron una salida por el barrio de China y ocupó parte del marquesado, como rodeando la posición de los nuestros, por lo que las fuerzas del gobierno  hicieron un ataque vigoroso para desalojarlo de allí y obligarlo a volver al perimetro de la ciudad, este enfrentamiento les costó la vida de muchos soldados para ámbos bandos.

Al poco tiempo de que el Teniente Coronel Díaz, se incorporó a las Fuerzas del Coronel Salinas, ocurrió un episodio que quizás influyó a que no se llevara a buen término la misión, resulta que surgió una rivalidad entre Don Marcos Pérez, quien fue nombrado Gobernador Interino de Oaxaca, a la muerte del General Díaz Ordaz y el Coronel Salinas, a quien algunos de sus partidarios consideraban que le correspondia a él ocupar dicho puesto.  Don Marcos Pérez, envió  instrucciones al Coronel Díaz, dandole el mando de la fuerza, y que  arrestara a Salinas, y lo mandara  preso a Ixtlan. Como era de esperarse de todo un caballero y un hombre de bien como era el Coronel Díaz, y considerando que una acción de esta naturaleza dividiría a los caudillos liberales, le rogó a Don Marcos Pérez, que desistiera de esta orden. Lo anterior llegó a conocimiento del Presidente Don Benito Juárez, quien estuvo de acuerdo con el buen juicio de Porfirio, y para evitar rencillas nombró a un nuevo Jefe, el General Don Vicente Rosas Landa, quien se encargó del mando el 12 de febrero de 1860.

Mientras esto pasaba, seguian ocupando las alturas inmediatas a la Ciudad y el Coronel Díaz se preparaba para un asalto con su fuerza e inspiraciones,  pero el General Rosas Landa, acostumbrado a mandar soldados más disciplinados y mejores elementos de los que tenian ahí, (que habían ganado muchas batallas a base de injundia, pero no eran instruidos)  no permitió el asalto diciendo que era muy peligroso. Así es que mientras llegaban los refuerzos de Veracruz, sólo permitió durante 3 meses los tiroteos al enemigo, lo que no dió ningún resultado definitivo para ninguno de los beligerantes.

Siguiente capitulo: EL GENERAL ROSAS LANDA, DECIDE LEVANTAR EL SITIO. Y
ATAQUE AL CONVENTO DE LA CONCEPCION.

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