lunes, noviembre 30, 2015

Porfirio Diaz el heroe olvidado, Capitulo VIII

ATAQUE AL CONVENTO DE LA CONCEPCION.
27 DE DE ABRIL DE 1860.

Durante el sitio de Oaxaca el General Rosas Landa, ordenó al Teniente Coronel Díaz, asaltar el Convento de la Concepción, como este era un punto muy dominante, lo mismo de la plaza que de la línea de operación de los nuestros, el enemigo comprendía que una vez tomado este edificio estaba tomada la plaza y por esa razón lo tenia muy bien defendido, sin embargo, recibió ordenes de atacarlo y era preciso cumplirla.

En el ejército sitiador no tenían ingenieros y funcionaba como tal el Teniente Coronel Luévanos que era de los oficiales que habían llegado de Veracruz con el General Rosas Landa.  La razón que Luévanos tenía para ocuparse de los trabajos de minas, sin ser ingeniero, era que las había hecho en Guadalajara bajo la dirección de Ingenieros, según se lo explicaron el General Rosas y el mismo Luévanos.

 Luévanos colocó tres minas sobre el convento de la Concepción, una en cada una de las esquinas noroeste y sudoeste del edificio que es cuadrangular y otra en el centro de ese lado del convento que ve al occidente, comprendido entre esas dos esquinas. La explosión de las minas debía abrir brecha por donde verificar el asalto, pero las minas estallaron  y no fue abierta brecha alguna, sino que desfogaron por las calles levantando las banquetas y despidiendo las losas hacía éllos a larga distancia.  No habriéndose brecha, no fue posible el asalto, al ver este desastre el General Rosas, le pidió al Coronel Díaz quemar una puerta que tenía el convento frente a éllos, así lo hizo y cuando la puerta desapareció resultó que tenía una mampostería por dentro, entonces le ordenó el General en Jefe que destruyera esa tapia, no a cañonazos, sino con obras de zapa y penetrara por allí; y como la calle estaba enfilada por la trinchera del enemigo que le servía para ligar la manzana del Colegio de Niñas con la de San Felipe. Con mucho peligro y pérdida de algunos hombres, puso una pequeña trinchera que defendiera su flanco izquierdo, por donde le atacaba la trinchera del enemigo con artilleria y fusilería; y para defenderse de los proyectiles de la altura del convento, desarmó una mesa de billar que había en la manzana horadada, y bajo los fuegos del enemigo sacó el tablón de la mesa para recargarlo sobre el muro de la concepción y proteger así a los trabajadores, de los proyectiles de la altura, formandoles una cobacha con la mesa de billar. Se comprende desde luego, que cada operacion de estas costaba muchas vidas  y obligaba a afrontar muchos peligros,  No fue posible, a pesar de todo este esfuerzo, hacer el asalto tal como lo había ordenado el General Rosas Landa, porque luego que una de las barretas pasaba al otro lado del muro, salia la boca de un fusil por la perforación, y aunque ésta llegó a agrandarse a barretazos y palazos el ataque fue imposible.


El General Rosas Landa le previno también que añadiera  las escaleras del alumbrado hasta que alcanzara la coronación del edificio y por ahí subieran los soldados, cosa que tampoco fue practicable, no obstante de que se intentó a mucha costa.  Por último, desistió Landa Rosas de esta operación, después de muchos ensayos muy peligrosos y que costaron muchas pérdidas humanas.

EL GENERAL ROSAS LANDA, DECIDE LEVANTAR EL SITIO.
8 DE MAYO DE 1860.

Cuando el General Rosas Landa, tuvo noticias de que se acercaba la columna enemiga en auxilio de la plaza, citó a una junta de Jefes y Oficiales, en la que propuso la retirada a la Sierra,  los jefes de fuera del Estado estuvieron de acuerdo con ese movimiento, pero el Teniente  Coronel Díaz, apoyado por los Jefes oaxaqueños, protestaron decidamente y propusieron que la División marchara  desde luego al encuentro de las fuerzas enemigas, manifestando que si lo derrotaban esa victoria les abriría las puertas de la Ciudad y que si eran derrotados  entonces sería el tiempo de tomar el camino de la sierra para organizar de nuevo la campaña. Pero el General se opuso tercamente a esta sugerencia y pasaron dos o tres días en agrías discusiones, dando esto por resultado que se hiciera tarde para salir al encuentro del enemigo y que no les quedara otra opcion que retirarse a la sierra, lo cual desagrado tanto a los Jefes Oaxaqueños, que si el General Rosas Landa permanece más entre éllos tal vez hubiera sufrido alguna violencia.

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