PRIMER SITIO DE OAXACA.
8 DE ENERO DE 1859.
El primer Congreso Constitucional se había reunido en septiembre de 1857 y
el General Comonfort, electo Presidente, había inaugurado su nueva administración
el 1o. de diciembre del mismo año, pero por consejos del Partido Conservador,
disolvió el Congreso el 17 de diciembre y proclamó la dictadura.
En ese tiempo El Capitán Porfirio
Díaz, se encontraba recuperandose de sus heridas en el Convento de Santo
Domíngo en Oaxaca, sus heridas estaban aun muy delicadas y casi no podía
caminar. Al poco de estar ahí se acercó una columna de militares, comandados
por Don José Ma. Cobos, que los conservadores mandaron de México sobre Oaxaca.
Se apoderaron de la ciudad y establecieron su cuartel general en el
Palacio del Estado y el Gobernador con las Guardias Nacionales dirigidas
por el Coronel don Ignacio Mejía, se refugiaron en los Conventos de Santo
Domíngo, El Carmen y Santa Catarina, los cuales fueron sitiados por las
fuerzas conservadoras. En un momento en que el Gobernador de Oaxaca Díaz
Ordaz y el Coronel Ignacio Mejía, discutían los medios para la defensa y se
lamentaban de que no había mucho personal disponible para luchar, Porfirio
Díaz, se presentó y se puso a sus ordenes, pese a estar en plena convalecencia,
sin embargo aceptaron su ofrecimiento conmovidos por su nobleza y lo nombraron
Comandante del fuerte de Santa Catarina, que le entregaron para su defensa, El
Gobernador Díaz Ordaz, tomó a su cargo la defensa de Santo Domíngo y el Coronel
Salinas la defensa del Carmen.
UN PLAN DESESPERADO.
Al Comandante Porfirio se le dió un piquete de Guardia Nacional de
Ocotlán, a las ordenes del Capitán Ramón del Pino, otro de la Guardia Nacional
de Tuxtepec a las ordenes del Sub-Teniente Marcos Carrillo y otro de Caballería
Desmontada de Jaltacatlán a la orden del Aferez Vicente Bolaños, formando un
total de 60 hombres, con esta fuerza fortificó lo mejor que pudo el
lugar. A los 20 días de sitio, el cansancio, la falta de alimentos y
municiones, comenzaron hacer estragos. Un día quien sabe por que medios
se enteraron que una de las barricadas que el enemigo había puesto en la
esquina llamada del Cura Unda, frente a sus posiciones eran en su mayor parte
de sacos de harina y salvado, al Comandante Díaz, se le ocurrió una grandiosa
idea, propuso un ataque súbito a las trincheras y en la confusión apoderarse
del material con que estaban hechas. Se lo comunicó a sus Superiores, que
aceptaron el plan, para esto Porfirio les dejó sus apuntes donde señalaba la
combinación de toques de corneta para comunicarse, sin que les entendiera el
enemigo. Convinieron que fuera a las diez de la noche. Saldría de su
línea de defensa con 25 hombres y penetraría a las casas de la cuadra contigua
por medio de hacer horadaciones en las paredes de adobe hasta llegar a la
esquina, donde saldría por atrás de la trinchera enemiga, mientras Díaz,
realizaba su trabajo haciendo el menor ruido posible, los soldados a su
mando distraian al enemigo con tiroteos, obligando al enemigo a responder
el fuego, para que no escucharan el ruido que pudieran hacer al estar rompiendo
las paredes. casa por casa siguieron avanzando en cada una de ellas el
Comandante Díaz, dejaba un soldado de guardia, todo iba bien pero resulta que
en la última casa estaba el mismisimo Cobos, que al ser sorprendido huyó a
esconderse,dando la alarma con sus gritos, acudieron muchos soldados enemigos,
así es que tuvieron que sostener un combate muy reñido y se fueron acumulando en
el dintel de la puerta los cadáveres de los soldados de ámbos bandos, Porfirio,
dió la orden al corneta para que tocara diana que según su combinación de que
le dejó copia al Coronel Mejía, significaba que necesitaba refuerzos y
municiones, pero el coronel no lo oyó o no le entendió el toque, porque
contestaron con otra diana diana con chinchin y hecharon a volar las campanas
de Santo Domíngo, al percatarse que no obtendría ayuda y que ya sólo le
quedaban 3 hombres, además de que había muchos enemigos afuera, Díaz
arrojó granadas de mano con el fin de ganar tiempo para salir tan pronto
como pudiera pues el paso estaba obstruido por los soldados caidos, en su
retirada y debido a la oscuridad se desubicó y no encontró los huecos hechos en
la paredes, los guardias que dejó y que se suponía le indicarían el camino, ya
no estaban, pero pudo saltar la tapia que no era muy alta, cuando ya sus
perseguidores estaban a punto de darle alcance, llegando a tiempo a su línea de
defensa. Así es como fracasó esta operación que tantas esperanzas les dió
para meter estas humildes provisiones que para éllos que estaban sitiados les
hubiera sido de gran ayuda, ya que no tenian que comer.
En la mañana que siguió al ataque
de la esquina del Cura Unda, creció la desmoralización entre los sitiados al
saber que el Gobierno se proponía retirarse para la sierra rompiendo el sitio.
Los oficiales más jovenes y belicosos decidieron desobedecer esa orden y
atacar la plaza. Decididos para el asalto, se organizaron tres
columnas de cerca de 200 hombres cada una: La primera se componía de cazadores,
que debía atacar por las calles de Sangre de Cristo, Estanco y Sagrario, se
puso a las ordenes del Teniente Coronel, Don José María Batalla y como segundo
el Capitán Don Vicente Altamirano. La segunda de granaderos, debía hacer un
ataque paralelo por las calles del Carmen de Arriba, Campana y Colegio de
Niñas, era mandada por el Teniente Coronel Manuel Velasco y por el Comandante
Porfirio Díaz, y la tercera que debía atacar por la calle de la Barranca,
paralela también hasta la esquina de la Virgen de Piedra, se puso a las ordenes
del Teniente Coronel Don José M. Ballesteros y como segundo al Capitán D.
Luis Terán y una columna de reserva que marchaba a la retaguardia de las
columnas de asalto. Al amanecer del día 16 de enero de 1858, salieron al mismo
tiempo las tres columnas por las calles que se les había designado. A la mitad
de la marcha de la primera columna, cayó mortalmente herido el Teniente Coronel
Batalla, quien murió a pocas horas, como quien dice dejó de dar batalla y quedó
gravemente herido el Capitán Don Vicente Altamirano. Pese a esto las
columnas seguían su marcha hasta la Plaza de Armas a las ordenes de Don Mariano
Jiménez. La segunda columna forzó la trinchera de la calle de la carcel,
volteó el cañón que la defendía y marchó con el hasta el atrio de la catedral.
La tercera columna llegó sin obstáculos hasta la esquina de la concepción y
atacaba de flanco el Palacio sin haber tenido que forzar más que una barricada
de adobes que no tenía artillería, detenida la segunda columna a cargo del
Comandante Díaz, en la esquina formada por la Alameda Central, Catedral y
Portal del Señor, se le incorporó la primera columna que había quedado
sin jefes, y había penetrado forzando la trinchera del estanco, pero todo en
desorden. En algunos ataques que intentaron las fuerzas liberales por dentro
del Portal del Señor, les mataron a muchos oficiales, sargentos,
soldados e hirieron gravemente al Teniente Coronel Velasco, por lo que quedó al
mando el Comandante Díaz, que de inmediato organizó una nueva columna con el
personal de la primera y la segunda y marchó directamente al palacio. Atacó por
la puerta principal, mientras el Teniente Terán lo hacia por la puerta del
costado, el enemigo fue abatido por las dos puertas, quedando derrotado y
perdiéndo muchos oficiales y tropa.
Proximo Capitulo: TEHUANTEPEC, JALAPA Y LAS
JICARAS. Y LOS
AMATES, JALAPA, TEQUISIXTLAN
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